¿Mamá, de dónde vienen los bebés? ¿Por qué no puedo estar desnudo? ¿Es lindo besarse?… Pese a que en los últimos años algunos prejuicios han quedado atrás, en muchos hogares tucumanos hablar sobre sexualidad con los niños aún representa un tema sensible.
Si bien no existe una guía definitiva para satisfacer su curiosidad, hay algunas sugerencias que pueden ayudarnos a mejorar el diálogo. Entre ellas figura nombrar siempre cada parte del cuerpo como corresponde (o sea: no apodar cachucha a la vulva, ni pitulin al pene).
“Tener un conocimiento científicamente sostenido sobre los aparatos reproductores y el cuerpo es un eje importante en el cuidado de la salud. Dar los nombres correctos les permite a los niños una mayor claridad sobre lo que les pasa y sienten. Además, los ayuda a reconocer y ejercer mejor sus derechos”, detalla Camila Albornoz Rivero, licenciada en Ciencias de la Educación.
Sobre el vocabulario, este debe ser acorde a su edad; sin tecnicismos confusos o palabras complejas. “¿Cuándo hay que arrancar a hablarles? La respuesta es a partir de que ellos empiecen a hacernos preguntas. También es aconsejable no ir más allá de lo que nos consultan”, agrega la profesora.
La segunda premisa es que no existen temas prohibidos, dado que muchos adultos prefieren llamar al silencio por miedo a meter la pata o influenciar negativamente el desarrollo sexual futuro de sus hijos. “Al revés, lo que condiciona más es aquello que no decimos, callamos u ocultamos por nuestros propios tabúes y experiencias. Lo que se mantiene en secreto es mucho más perjudicial que las cosas que logramos tratar y explicar al abrir con ellos espacios de diálogo. Lo fundamental es desnaturalizar nuestros prejuicios y lograr escuchar y hablar sin juzgar”, aclara.
El valor de educar
Desde la sanción en 2006 de la Ley nacional N° 26.150, la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra provincia ha vivido un constante tire y afloje. En el medio, son varias las ideas erróneas por aclarar.
El mito principal es creer que estamos promoviendo a una edad temprana conocimientos “destinados al sexo”.
“Desde el paradigma de la ESI, entendemos a la sexualidad como algo mucho más amplio que específicamente las prácticas sexuales. La perspectiva es integral y tiene que ver con las maneras de entender y de vivir el placer y las relaciones sexoafectivas. Acá influyen aspectos sociales, culturales, morales, éticos, psicológicos, etcétera”, detalla la especialista en Educación en Derechos Humanos y ESI.
En complemento, lograr que los niños aprendan sobre sexualidad (desde esta perspectiva amplia) colabora a prevenir el abuso infantil. “La razón es que logramos explicarles qué actos están permitidos con gente mayor y cuáles no, qué partes privadas las personas extrañas no pueden ver ni tocar y otras nociones afinas referidas a la privacidad”, acota la psicóloga Natalia Alonso.
Libros sugeridos
Existe una amplia variedad de recursos didácticos y elementos para acompañar a los chicos en este camino.
En el ámbito de la literatura, hay obras que ofrecen un abordaje informativo, otras que habilitan la reflexión a través de cuentos ilustrados y opciones con un estilo combativo que interpelan, critican y desarman los patrones de identidad o expresión de género limitantes.
“Los libros son un mediador para mostrar la diversidad e instalar discusiones necesarias. Las generaciones actuales demandan que estemos al día porque tienen un mayor acceso a la información y eso conlleva sus propios riesgos. Por eso, es importante acercarles nosotros los datos y que se sienten cómodos de consultarnos cualquier preocupación”, reflexiona Augusto Reyes, dueño del negocio Orygami Multiespacio.
Desde esta librería con juguetes y juegos destinados a peques, adolescentes y adultos, Reyes nos comparte algunos títulos de libros para abordar la ESI según la edad de los lectores.
Sobre diversidad, autopercepción e identidad de género:
- “Ahora me llamo Luisa”. Es la historia de Luis: un osito que un día se siente confundido sobre su identidad.
- “Soy Alexa”. Retrata la vida de Alexa Pettone, la primera patinadora trans de Argentina.
- “Todas las infancias, todos los colores” (desde los cinco años). Contesta de forma concisa un montón de preguntas sobre ESI.
- “La historia de Julia, la niña que tenía sombra de niño” (seis a 12 años). Visibiliza sutilmente la transexualidad en la niñez.
Para desnaturalizar los estereotipos de género:
- La colección “Antiprincesas” (apta para todas las infancias). Muestra figuras de mujeres libres e independientes de nuestra historia nacional y rescata a artistas y a heroínas “olvidadas” de Latinoamericana.
- “Rosa caramelo” (a partir de los seis). Fábula en la que una elefanta aboga por la igualdad de género y rechaza el color rosa.
- “Un chico de pelo largo” (a partir de los seis). Nos presenta a Loris, un chico que por su pelo lo confunden con una mujer.
- “Amanda y el cuerpo” (de cinco a ocho). Acerca la filosofía a los niños con preguntas sobre el cuerpo, sus capacidades y los gustos personales.
Sobre embarazo y la bienvenida a la pubertad:
- “9 meses bajo la lupa” (a partir de los seis). Explica la evolución de la gestación (mes a mes) hasta el nacimiento del bebé.
- “Skatepark. Un libro sobre sexualidad” (a partir de los nueve). Aborda los cambios físicos de la pubertad, los primeros encuentros sexuales, la menstruación y el uso de anticonceptivos.
- “Pubertad en marcha” (de 10 a 13). Con una estética colorida, brinda la información necesaria para transitar esta etapa.
Para trabajar con la diversidad de familias:
- “Con Tango son tres” (a partir de los cuatro). Dos pingüinos machos crían un huevo. El cuento está basado en una historia real que ocurrió en un zoológico de Nueva York.
- “De familia en familia” (de cinco a siete). 15 relatos que muestran la constitución de diferentes familias en las cuales hay dos papás, dos mamás, padres divorciados, etcétera.