Aquella famosa expresión “una vez que se nos abra el arco van a empezar a entrar todas” es bastante común en el fútbol. Diríamos que ya es parte del lugar común de las declaraciones cuando un equipo tiene problemas para convertir, pero en el caso de San Martín (que se escudó en esas palabras) parece haber sido tal cual de esa manera. El 3-0 ante Atlanta del pasado martes así lo atestigua y obliga a mirar con esperanza el partido del domingo ante Chacarita.
La racha de aproximadamente 350 minutos que acumulaba el equipo de Pablo De Muner se cortó con un gol en contra de Ramiro Fernández. Quizás era la manera retorcida de romper con un maleficio que había alejado al equipo del primer puesto. “Necesitábamos ganar para seguir estando arriba. Tuvimos fortuna en ese primer gol, pero lo buscamos”, admitió Lucas Diarte por estas horas.
El arco se había abierto como mandaba el tradicional dicho. Como sea, pero había sucedido. Ahora, para completar el refrán tenían que entrar todas: y así fue. Lucas Cano y Marcelo Estigarribia (que tampoco marcaba hace mucho) estiraron el marcador hasta el 3-0. La ayuda del visitante seguía porque los errores se repitieron, pero tal como dijo Diarte, el “Santo” buscó y encontró. “Ellos tenían muchas falencias, pero nosotros las desnudamos”, analizó el defensor.
El 3-0 no solo reconforta al equipo por su posición en la tabla y porque invita a pensar en que el arco seguirá abierto ante el “Funebrero”, sino también porque hacia mucho que no se conseguía un resultado así. La última vez que San Martin ganó por tres goles de diferencia, fue el 2 de diciembre de 2019 ante Gimnasia en Mendoza. Prácticamente dos años de eso. De local, la última vez que se dio ese resultado a favor del “Santo” fue el 20 de octubre de 2019, según consignó tras el partido el Departamento de Investigación Histórica del club.
“Estamos contentos porque volvimos al gol y pudimos marcar tres. Veníamos hablando con todo el grupo en estos últimos días de las situaciones que creábamos y que no podíamos convertir”, aseguró Diarte. Porque si bien el “Bohemio” colaboró y bastante para esos goles, la propuesta “santa” siempre estuvo. “No eran pelotazos y ver qué pasaba lo nuestro. Eran jugadas bien armadas que se trabajaban en la semana”, agregó. Jugadas que finalmente terminaron con la pelota en el fondo del arco.
Ahora, el desafío del equipo es mantener el grifo de goles abierto. Dejarlo corriendo y que salpique a Chacarita, su próximo rival, el domingo en Buenos Aires desde las 12.10 (con transmisión de TyC Sports). “Es un rival complicado, muy difícil. Además, generalmente se hacen partidos muy duros en esa cancha”, anticipó Diarte antes de ese partido.
La idea, insistimos, es continuar con esa efectividad goleadora. Es lo único que ayudará al equipo a pelear la punta nuevamente. “Necesitamos ganar para achicar el margen con Almirante Brown (líder indiscutido hasta ahora) y volver a pelear bien arriba como pasó hasta hace algunas fechas”, añadió. Antes del duelo con Atlanta, la diferencia con la “Fragata”, líder de la zona A, eran ocho puntos. Ahora son cinco y quién sabe después del partido con Chacarita.
La idea es que su nivel goleador siga aumentando y ese margen siga disminuyendo. Por lo pronto, el arco parece estar abierto. A aprovecharlo.