Hijos que aparecen después de muchos años. Historias de infidelidades que salen a la luz y siembran un manto de sospecha. Parecidos inexplicables. Enredos dignos de un guión de telenovela. Pero que son reales y que se ven con frecuencia en los laboratorios donde realizan estudios de ADN.
Hay casos famosos comprobados. Desde Diego Maradona y Sandro hasta Juan Domingo Perón y Carlos Menem. Y otros que se han convertido en verdaderas leyendas urbanas: ¿Juana Repetto es hija de Ricardo Darín? La teoría se sostiene debido al parecido entre ambos. Aunque en algún momento los protagonistas de esta historia pensaron en hacerse un test de ADN, nunca se concretó. Y no faltan oportunidades en las que Nicolás Repetto tiene que salir a refutar las versiones de que el papá de Juana podría ser el reconocido actor argentino.
En duda
Relatos en los que se pone en duda la paternidad de alguien salen cada vez más a la luz. Y el test de ADN resulta una prueba implacable al asegurar que alguien es o no el padre o la madre de una persona. Es por eso que las consultas para realizar estos estudios crecieron en forma exponencial en los últimos años en nuestra provincia y en todo el país.
En Tucumán, se estima que en el sector privado se hacen más de 100 exámenes anuales. Por otro lado, en el laboratorio de genética del Poder Judicial (que depende del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales) se realizan al año unas 150 pruebas genéticas en el marco de juicios de filiación y en otros casos, como por ejemplo, violaciones.
El bioquímico Miguel Ángel Rubio Más, director del laboratorio de genética, cuenta que la mayoría de esos análisis se hace por reclamos de paternidad en causas iniciadas en los fueros civiles del poder judicial. Los expertos tienen que descifrar el mensaje inscripto en el ADN, algo así como un código de barras personal, donde está la información heredada de los progenitores. Se toman muestras de sangre de los individuos involucrados (lo ideal es que sea madre, hijo y padre alegado).
Rubio Más explica que el ADN (ácido desoxirribonucleico) es el reservorio de información genética, que es único e irrepetible, excepto en hermanos gemelos. Contiene la información básica sobre lo que somos, desde nuestras características físicas hasta las tendencias a sufrir enfermedades.
“La prueba de ADN permite arribar a resultados concretos relacionados a la identificación de personas. Tiene una efectividad del 100% cuando son excluyentes y del 99,99% cuando son incluyentes”, precisa el profesional.
En general, cuando se inicia una causa judicial, el resultado del ADN suele coincidir con el relato del demandante: ya sea que se trate de reconocer una paternidad o de impugnarla. Un caso común es cuando una madre quiere probar la paternidad para obtener el derecho a la pensión alimentaria.
Sorpresas
En los laboratorios privados hay más sorpresas que el ámbito público. María Laura Fernández, bioquímica de uno de los centros que elabora estudios de ADN en forma particular, contó que la demanda para hacer esta prueba aumenta cada año, debido a la gran difusión que tiene este examen y a que la gente confía mucho en sus resultados.
Le ha ocurrido presenciar en algunas oportunidades historias dolorosas. Padres que llegan a hacerse la prueba 15 años después de que ha nacido su hijo y no lo sabían, por ejemplo. Otro caso: cuando la mujer está embarazada, pero la pareja tiene dudas de si es su hijo o no. Muchas veces esa incógnita se aclara después del parto. “Nosotros no realizamos test prenatales porque son invasivos”, apunta Fernández.
“Los análisis que hacemos pueden estar en el marco de una causa judicial o pueden ser también extrajudiciales. Una consulta frecuente que recibimos también es la de abuelas que quieren probar si en verdad tienen un nieto. Si el padre no está, se arma un árbol genealógico y se ubica a los familiares más directos para la prueba. Por ejemplo, abuelos o tíos. A medida que el vínculo se aleja, las probabilidades de coincidencias van disminuyendo”, explica.
Cambios
Hace un par de décadas eran principalmente mujeres las que se acercaban a las consultas. El 90% de los casos eran madres solteras con un hijo que asignaban la paternidad a un hombre. Los hombres no se atrevían a plantear dudas. Hoy eso cambió. Se multiplican los hombres que buscan confirmar su paternidad a través de un test. La difusión que existe de estos temas en todos lados, como en películas y series, los anima primero a indagar por internet. Luego, van al laboratorio.
El perfil que más caracteriza este tipo de consultas es el de hombres que tuvieron relaciones con una mujer con la que salieron un par de veces, pero que quieren estar seguros de ser los padres de ese hijo que reconocieron. Aunque también hay consultas de las mujeres que tienen dudas porque atravesaron un cambio de pareja y en ese transcurso quedaron embarazadas.
Un estudio realizado por el Primer Centro Argentino de Inmunogenética (Pricai), con sede en la Fundación Favaloro, indica que un cuarto de las consultas hechas acerca de la paternidad de un hijo dan como resultado que quien cree ser el padre no lo es. El trabajo se hizo en base a 2.233 casos provenientes en un 60% del ámbito privado y en un 40% de la Justicia.
En otras palabras, en una de cada cuatro veces la mujer se equivoca o el hombre tiene razón en haber dudado. Porque madre hay una sola, como dice el refrán. ¿Y padre? También. Sólo que a veces hay que confirmarlo.