Por si a alguien le quedaban dudas, anoche quedó en evidencia que las fricciones y tensiones que hay dentro del peronismo tucumano son una consecuencia de este combate, cuerpo a cuerpo, que disputan el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo hace ya cinco meses. Una pelea por el liderazgo que se inició este año, pero que tiene como meta la Casa de Gobierno en 2023. Una fractura que se dio porque ambas cabezas cortaron el diálogo y se perdieron la confianza. Y en el medio quedó envuelta la dirigencia, que se vio obligada a tomar partido por un bando o por el otro. Una dirigencia peronista que, fuera de la mesa chica, no muestra intenciones de querer confrontar con los “compañeros” de la vereda del frente en estas instancias. Incluso, quedó la sensación de que en Lealtad Peronista y en Todos por Tucumán no querían una interna, pero que les resultó inevitable ser parte de ella.
En la redacción de LA GACETA se ubicaron los dos equipos de funcionarios y dirigentes que fueron para respaldar a los precandidatos a diputados Alejandro Melo y Rossana Chahla, y Gladys Medina y Osvaldo Jaldo. Y a pesar de haber estado a una corta distancia, no se percibieron tensiones o “mala onda” entre ellos; por el contrario. Hubo gestos muy afectuosos y comentarios agradables a la hora de cruzar saludos. El vicegobernador y la ministra de Salud protagonizaron uno de ellos. El precandidato a senador por el jaldismo, Juan Antonio Ruiz Olivares, también recibió de manera afectuosa a la funcionara del gabinete de Manzur. Algo similar ocurrió con la legisladora Graciela Gutiérrez, entre otros. A pesar de que la interna del PJ está al rojo vivo y de que no hubo manera de evitar dirimir las diferencias en las urnas, en la previa, durante el debate y al finalizar siempre hubo un clima de respeto y cordialidad en el tras bambalinas. Alguna chicana se escuchó recién sobre el final, pero nada fuera de lugar ni irrespetuoso. Los “palos” tenían un destinatario que tiene su despacho en San Martín y 25 de Mayo.
Mientras Medina y Melo exponían sus ideas en el estudio, en la redacción los equipos de apoyo seguían el debate bajo un silencio cerrado. No hubo aplausos, no hubo chicanas ni comentarios. El clima no era de una interna entre rivales, sino el de escuchar respetuosamente la propuesta de los “compañeros” de cara a los comicios del 12 de septiembre.
Durante el primer debate, Jaldo estuvo atento a las pantallas: la de la transmisión y la de su teléfono celular. Sin embargo, cada tanto, se quedaba mirando un punto fijo en la redacción y su mente parecía divagar por otros escenarios.
Detrás de los barbijos y apenas por lo bajo se llegó a escuchar un “muy bien, Gladys” que comentaron Gutiérrez y su esposo, el intendente de Alderetes Aldo Salomón, cuando la diputada convocaba a las mujeres que sufren violencia de género a hacer la denuncia. Del equipo de Lealtad Peronista, el secretario Ejecutivo Médico del Siprosa, Luis Medina Ruiz, se mostró muy atento a los discursos de ambos.
Al finalizar el primer debate se escuchó a Jaldo comentar con los suyos que estuvieron “muy bien los dos”, en alusión al desempeño de Medina y Melo. La sensación que quedó en general, sin embargo, es que lo que se vivió no fue un debate sino una exposición de ideas.
Ya con el vicegobernador y la ministra en el estudio, los dirigentes cambiaron de actitud y progresivamente fueron poniéndole algunos matices al debate. Se escucharon algunos aplausos cuando Jaldo sugirió al gobernador que Claudio Maley deje de estar al frente del Ministerio de Seguridad, o cuando se destacó el trabajo realizado por el personal de salud durante los momentos más críticos de la pandemia.
En el último bloque, cuando los precandidatos a diputados abordaron temáticas referidas a temas más domésticos, los intendentes Salomón y Darío Monteros (Banda del Río Salí) levantaron la voz y reclamaron mayores fondos para las comunas y que se reparen las escuelas porque “se están cayendo”.
Ya con el programa concluido, hubo aplausos y ovaciones tanto para Chahla como para Jaldo. Hay quienes comentaron que la ministra se mostró impecable en el debate, mientras que otros resaltaron que el vicegobernador expuso ideas y, a su vez, criticó con altura la gestión de Manzur.
A pesar de caminar por veredas distintas, anoche primó el respeto entre los “compañeros” peronistas, tanto delante como detrás de cámaras. Sin embargo, las diferencias entre Manzur y Jaldo están vigentes y se dirimirán en las urnas, el 12 de septiembre.