El vicegobernador, Osvaldo Jaldo, expuso la precandidatura a gobernador que contiene su precandidatura a diputado de la Nación. Sin exaltarse, Jaldo trazó anoche una línea de combate político con quien considera su rival en la carrera hacia el sillón de Lucas Córdoba: el inquilino actual y su otrora socio, el mandatario Juan Manzur. Ese fue el contrapunto real. A Rossana Chahla, su competidora en los papeles, hasta la felicitó por su gestión en Salud: Jaldo no quiso pelear con subrogantes -ella tampoco lo incomodó-, sino que dirigió los cañones donde más le duele a Manzur, la seguridad.
Cuando parecía que el acontecimiento iba a dejar apenas un par de rasguños por el manejo de los planes sociales y de los subsidios para el transporte público, el vicegobernador exigió la renuncia del más cuestionado de los integrantes del Poder Ejecutivo, el ministro Claudio Maley. “La gestión en seguridad es pésima. Hay que cambiar al ministro Maley: no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Por los índices y los resultados, no existen dudas de que las decisiones políticas fracasaron”, disparó Jaldo.
La crítica a Maley impacta en el corazón del oficialismo: por algo es el reproche preferido de la oposición. Chahla misma admitió que la inseguridad está al tope de las preocupaciones de la población, según las encuestas. Como si la primera estocada hubiese sido leve, Jaldo insistió con su ataque, siempre con el cuidado de destacar el rol de la Legislatura en la batalla contra la delincuencia.
“Los tucumanos están muy preocupados por la seguridad. El gobernador tuvo todas las leyes que necesitó para arreglar las comisarías, las cárceles... ¿Dónde están los 9.000 policías que tenemos? Cuidando presos en las comisarías y no a los ciudadanos en las calles, con tareas de prevención”, denunció. El vicegobernador añadió que la inseguridad estaba destruyendo familias: “el gobernador tiene que tomar el tema como política de Estado y ponerse a trabajar en serio. El ministro Maley debe dejar de pertenecer al Gobierno”. La insistencia obligó a Chahla a ensayar una réplica. “La política de seguridad tiene que ser interinstitucional e intersectorial”, argumentó a modo de defensa de su jefe.
Tras denostar una vez más la reforma constitucional con fines de reelección indefinida, Jaldo reivindicó su ADN peronista. Aunque con menos virulencia que la que prodigó a Maley, el vicegobernador arremetió contra Juan Pablo Lichtmajer, el ministro de Educación con un procedimiento de destitución en trámite en el Poder Legislativo. “(El ministro) viene cometiendo ciertas arbitrariedades e irregularidades con las designaciones. No hay dudas de que esto va a traer consecuencias”, anticipó. Para el final, Jaldo dejó al electorado un mensaje propio de aspirante a la gobernación y un último dardo para Manzur: “quiero pedirles que tengamos un Tucumán mejor. Debemos trabajar en educación, salud y seguridad. Y no hay dudas de que el gobernador tiene que aprender a escuchar lo que le sugieren los tucumanos desde hace mucho tiempo”.