Sin tierra: tips para cuidar tus plantas de interior

Sin tierra: tips para cuidar tus plantas de interior

Te compartimos algunos consejos para mantener las plantas indoor que viven en recipientes con agua, mejorar su crecimiento o el color de las hojas y sumar en el hogar un espacio con hierbas aromáticas.

A TENER EN CUENTA: la principal ventaja de colocar nuestras plantas en agua es que el riesgo de ser atacadas por plagas es menor. Además, evitamos causarles daños por un exceso de agua o el uso de sustratos erróneos. Sin embargo, al eliminar la tierra de su hábitat resulta normal que el follaje no sea tan frondoso y las hojas reduzcan su tamaño.

¿QUÉ PLANTA ELEGIR? En espacios con buena iluminación y para fines estéticos, tres opciones bastante fáciles de cuidar son la peperomia, el singonio y cualquier aglaonema (estas traen hojas verdes y blancas o con tonos rojizos). También se adaptan bien al agua el lazo de amor y la lengua de suegra. Esta última especie posee una gran resiliencia que le permite vivir en áreas con poca iluminación, luz solar directa o indirecta. “Para los interesados en el minimalismo o estilos armónicos aparece por igual el bambú de la suerte. Tres datos relevantes sobre él: en realidad no es un bambú sino que pertenece a la especie dracaena sanderiana, se desarrolla también en tierra y es muy sensible a los hongos (estos se notan al aparecer manchas naranjas y amarillas)”, comenta la florista Guillermina Lopatin.

OPCIONES XL: en piezas donde disponemos de un buen espacio libre, la costilla de Adán o monstera deliciosa es la gran preferida. Se trata de una planta que crece de forma generosa (¡así que nada de macetas minúsculas!) y hacia arriba, por lo cual es usual valernos de un tutor. La única advertencia es mantenerla lejos de las mascotas porque contiene componentes que pueden ser tóxicos para ellas. “Otra especie que alcanza un buen tamaño (dos metros de altura) es la palmera de salón. Sus preferencias son la sombra o luz indirecta, es de lento crecimiento y es empleada a menudo para halls de entrada en edificios u oficinas”, detalla la experta en ikebana Eliana López.

PARA COLGAR: si querés sumar macetas a tu biblioteca o estantes en altura, entre las recomendaciones figuran el potus, la hiedra de hoja pequeña, la planta del rosario (la cual otorga un efecto de cascada muy delicado a cambio de buena iluminación y horas de sol) y -con una capacidad de crecimiento rápido- la planta del dinero.

COLORIDAS: si lo tuyo son las variedades llamativas te aconsejamos darle una oportunidad a la fittonia (en algunos lados las llaman “cucaracha” por sus manchas blancas) y el crotón por el tinte rojizo o amarillo de sus hojas. Como un desafío avanzado, otras opciones que vale la pena mencionar para el hidrocultivo son los tulipanes (disponibles por temporada) y el espatifilo (cuna de Moisés o lirio de la paz), con sus flores blancas.

HIERBAS AROMÁTICAS: optar por el cultivo en agua de hierbas aromáticas es una opción perfecta para quienes viven en departamentos, pero les gusta darse algunos gustos gourmet. “El secreto es trasplantar los esquejes de plantas ya armadas en tierra (con raíces de al menos cinco centímetros), limpiarlos bien y quitar cualquier hoja que podría quedar bajo el agua. Las especies que mejor se desarrollan son la menta, la albahaca, la salvia, el romero, el orégano y el tomillo”, acota Lopatin. Detalle: por sus características y crecimiento estas opciones no duran mucho tiempo sin recurrir a complementos químicos.

RECIPIENTES: los mejores envases para preservar las plantas en agua son aquellos de vidrio, plástico o cerámica y hay que evitar los de barro o cemento porque aumentan la presencia de hongos y moho. En la base podemos sumar algunas piedras o grava para que las raíces se enganchen en ellas y los tallos se mantengan más erguidos.

SOBRE EL AGUA: por su tonalidad amarronada o verdosa, un error usual es cambiar el agua de nuestras plantas una vez a la semana. No obstante, el ciclo de mantenimiento puede realizarse cada 25 días si no aparecen renacuajos ni excesivas burbujas en la superficie. “En realidad lo importante es que el envase mantenga todo el tiempo un buen nivel de agua, las raíces deben estar sumergidas siempre y con un mínimo de cinco centímetros de agua por encima de su inicio. Por este motivo hay que controlar semanalmente las plantas para rellenar la maceta o florero conforme se evapore el líquido”, detalla Josefina Sotelo, dueña del vivero “Peperina”. En verano la situación es diferente dado que Tucumán es una zona propicia para los mosquitos: durante los días de calor sí corresponderá chequear cada siete días el estado de los envases y vaciarlos. Una vez superados estos desafíos, el siguiente paso para avanzar al nivel “pro” es utilizar un poco de agua de lluvia o reposada durante 24 horas para sumar nutrientes que no se consiguen (por el cloro y los tratamientos de purificación) al abrir la canilla.

HIGIENE: es aconsejable limpiar en profundidad las macetas cada mes para evitar feos olores. “Acá podemos valernos de un puñado de sal gruesa, una virulana y luego alcohol o crear nuestro propio preparado mezclando una taza de vinagre, cuatro cucharadas de bicarbonato de sodio y tres cucharadas de jugo de limón”, acota Sotelo. Durante este proceso de higiene también es importante chequear que las raíces de las plantas no estén demasiado sucias ya que en algunos casos dificulta la oxigenación.

FERTILIZANTES: muchas especies puestas en agua necesitan abono soluble o fertilizante líquido. Su dosis se calcula en relación a la cantidad de agua que tengamos (con mucho cuidado porque en cantidades excesivas queman las plantas) y debe renovarse mensualmente. Los que tengan lombricomposteras en su hogar pueden recurrir también al humus de lombriz.

RAMOS DE FLORES: al recibir un arreglo el primer paso es quitarle su envoltorio y las presillas para evitar que la humedad se concentre. Una vez elegido el recipiente hay que retirar las hojas inferiores de los tallos y todas aquellas que puedan sumergirse y pudrirse. Otro detalle indispensable es cortar los tallos de manera diagonal para permitir que el área de superficie para absorber los nutrientes sea mayor. “El procedimiento deberá repetirse día por medio (cortando dos o tres centímetros) para evitar que los tajos cicatricen. El agua debe llegar sólo a una tercera parte del florero y hay que renovarla -de preferencia- todos los días”, enfatiza Lopatin. Algunos floristas sugieren verter cubos de hielo y agregar una cucharada de azúcar. Se verán mejor.

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