Cartas de lectores IV: ¡Paren la mano!

Cartas de lectores IV: ¡Paren la mano!

18 Agosto 2021

Hartazgo en grado de extrema intensidad, con las implicancias de un serio compromiso institucional para la provincia, es lo que genera en la sociedad el remanido tema de las peleas entre el gobernador y vice con sus respectivos séquitos en lo concerniente al desproporcionado escándalo interno partidario que sin vergüenza ni rubor alguno motorizan desde las mismísimas oficinas públicas y no precisamente por motivos inherentes a la gobernabilidad como lo preceptúan la Constitución y las leyes, sino que contrariamente, se entrecruzan acusaciones de improperios de lo último, sin siquiera inmutarse ni reparar en el daño que causan desde lo material, y hasta en el ánimo ciudadano, por tan desaprensiva indiferencia. Sacan a relucir intereses sectoriales y particulares que nada condicen con lo que debe ser la función de los gobernantes adoptando medidas adecuadas tendientes a suplir necesidades esenciales por la creciente insatisfacción social. Párrafo aparte, inquieta saber de la actuación de la justicia sobre lo que estimo es una inaudita irritante muestra de desenfreno. A nadie se le ocurrirá jamás pensar que, gobierno alguno se articule (penoso es decirlo), según sus mismos protagonistas por “gentuza”, “traidores”, “desleales”, “canallas”, “narcotráfico”, “mafiosos”, etc. Es inimaginable al respecto una sociedad que fomente a sus autoridades lo más chabacano y ordinario, las groserías y vulgaridades de mal gusto con que a diario se expresan creyendo, sea con malicia o ignorancia, que por estar frente a un micrófono periodístico tienen el privilegio irreprochable, de decir sandeces a gusto y paladar y, como colmo a tanta liviandad, regodearse creyendo haber alcanzado el súmmum de alguna acción u obra magnánima y trascendental. El mejor modo de trascender en el tiempo es mostrando desde la función que ocupan una conducta irreprochable con honradez y austeridad, mejor todavía, si es con funcionarios educados, conscientes del rol que desempeñan y respetuosos de la opinión pública, aunque esta fuera a veces razonablemente crítica u otras no las más auspiciosas a sus intereses. ¡Hay que parar la mano! Es hora de una profunda reflexión. Basta de agravios que a nada conducen, que no sean a nuestra degradación como sociedad. Sí, hay que parar la mano. Tomen conciencia de la responsabilidad contenida en la inteligencia del voto. Basta de desentonar a voz de búho las odiosas cantilenas tales como “estamos cuidando el futuro de los tucumanos“, “luchamos por los que menos tienen“ y “los que no la están pasando bien“ ¡Qué descubrimiento! ¿Desde cuándo no la pasan bien? No ha de ser tan cierto lo que afirman de sus luchas y cuidados cuando a diario se percibe la cantidad de niños y mayores indigentes mendigando en los semáforos y durmiendo a la intemperie como una dolorosa impronta de la miseria. ¡El hambre y la desocupación, o la inseguridad multiplicada en Tucumán, fruto amargo de la constante y floreciente industria del “motochorraje” con su secuela de fatalidad y llanto, que por sus visos de impunidad denuncian una rotunda desmentida a tan impúdica como costosa propaganda y reflejan la desmesura con que se utilizan los dineros públicos. Ni hablar de los afloramientos de aguas servidas que inundan y contaminan poniendo en riesgo la salud de la población, sin que haya para esta una respuesta. Precisamente urge la necesidad de una respuesta esperanzadora y positiva para superar esta dramática su situación que padecemos, la que excede a la falsa opción de una obscena interna partidaria por la disputa del poder. No es “frenando a Manzur” para cortarte cortarle las alas ni tampoco “derrotando a Jaldo“, para que truene el escarmiento. La forma más idónea para salir de este atolladero, no es sino con la participación de todos, gobierno y pueblo incluidos, aportando en lo posible serenidad, prudencia, desprendimiento y patriotismo.

Enrique Imperio


Blas Parera 274


San Miguel de Tucumán

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