16 Agosto 2021
En Tucumán, cientos de animales silvestres, durante los últimos meses, fueron rescatados, rehabilitados y posteriormente liberados a su hábitat natural. Muchos de ellos eran encontrados en casas, como si fuesen mascotas, otros eran encerrados con el objetivo de ser vendidos al mercado negro.
Cuando las personas deciden separar a estas especies de su ámbito natural no evalúan el impacto que causan a la naturaleza ni a los propios animales. ¿Qué consecuencias genera este hecho?
"Sacar un ejemplar independientemente de su especie genera un daño ambiental gravísimo. Estos hechos son peligrosos y ponen una fuerte presión en nuestra fauna autóctona. Al retirarlos evitamos que se reproduzcan y sigan manteniendo el nivel de individuos por población que son los que forman la cadena ecológica, que es la que permite mantener el equilibrio", sostiene a LAGACETA.Com Ana Palacios, responsable de Fauna y Flora de la provincia.
La especialista, que trabaja desde hace varios años en la recuperación de estos animales, explica la necesidad de que la gente entienda que los silvestres, a diferencia de los domésticos, no son de compañía y para su pleno desarrollo necesitan estar en su hábitat natural.
“Cuando nos llegan las denuncias y acudimos a su rescate los encontramos en pésimas condiciones sanitarias. Muchos creen que estos animales pueden alimentarse de la misma forma que el ser humano, y no es así. Ellos tienen determinadas proporciones en la alimentación, tanto de proteínas como de vitaminas, que obtienen naturalmente”, explica.
"Estos animales deben estar libres y no en cautiverio", remarca Palacios.
Como ejemplo, destaca el caso de la osa melera que fue rescatada la semana pasada, cuando una familia de la localidad de 7 de Abril, en Burruyacu, intentó venderla por las redes sociales. “El mamífero era piel y hueso. No estaba bien alimentada y si bien se recupera favorablemente, nos está costando mucho porque no podía comer por sus propios medios”, cuenta.
“El pasado viernes realizamos otro operativo donde se encontraron 170 aves. Se encontraban en jaulas pequeñas, eran alimentadas solo con maíz y el agua de los bebederos estaba podrida. Además, al estar encerradas en un espacio pequeño se lastimaban al intentar volar.”, completa.
Comenzar desde cero
Claro está que los animales silvestres al ser apartados de su lugar natural terminan sufriendo un gran daño. La rehabilitación de estas especies es un proceso arduo que requiere la participación de distintos profesionales y se extiende por varios meses. "Es comenzar desde menos cero a revertir los comportamientos", advierte Palacios.
Tras recibir una denuncia el equipo de Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos junto a la colaboración de la Policía de Delitos Rurales y Ambientales se disponen inmediatamente a la tarea de rescatar al animal.
“Una vez rescatado el animal, lo llevamos al centro de rescate y atención primaria que tenemos en El Cadillal o se busca un espacio apto para que sea atendido bajo nuestra supervisión. A partir de ahí los veterinarios realizan la evaluación correspondiente para conocer cómo se encuentra de salud. Se arma una ficha médica, las proporciones de alimentación que necesita y si requiere algún medicamento", explica.
Cuando reciben el alta - detalla Palacios - un staff de biólogos analizan el comportamiento de los animales y se determina si pueden ser liberados.
“En muchas ocasiones se procede a realizar lo que llamamos una 'liberación blanda', es decir, durante el plazo de dos semanas continuamos llevando la comida que les veníamos proporcionando hasta que ellos puedan ser capaces de alimentarse libremente", agrega.
Conciencia
Muchos buscan domesticar a estos animales. Sin embargo, también están los cazadores furtivos que los sacan de su hábitat natural para comercializarlos en el mercado negro, algo prohibido por la Ley Provincial Número 6292 de Protección de flora, fauna silvestre y suelo.
En este punto, resulta vital que se tome conciencia del daño que se genera a estos animales. "En el caso que tengamos algún animal en nuestro domicilio, algo con lo que no concuerdo, se deben comunicar con fauna silvestre, así buscamos un recinto apto para ellos", indica Palacios.
"A lo largo de estos años conseguimos que mucha gente que antes cazaba ahora colabore y denuncie. Hay mayor conciencia, pero todavía falta”, cerró la bióloga.
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