Tucumán, en alerta: a prepararse para afrontar sequías e inundaciones

Tucumán, en alerta: a prepararse para afrontar sequías e inundaciones

El calentamiento global ya está ocurriendo y podemos ver las consecuencias, dijeron científicos tucumanos, expertos en clima y ecología. Las medidas más urgentes.

EL INFIERNO EN CASA. El fuego se ensañó con el cerro San Javier, en octubre de 2020, y causo daños a la selva y problemas a los pobladores.  LA GACETA / FOTO DE ALVARO MEDINA EL INFIERNO EN CASA. El fuego se ensañó con el cerro San Javier, en octubre de 2020, y causo daños a la selva y problemas a los pobladores. LA GACETA / FOTO DE ALVARO MEDINA
16 Agosto 2021

Lo sabíamos desde hace más de 30 años. En 1986, la Organización Meteorológica Mundial (WMO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep) y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU) presentaron en una conferencia conjunta su trabajo “La evaluación del papel del dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en las variaciones climáticas e impactos asociados”.

La conclusión de esa investigación de años de trabajo fue que, si no se tomaban medidas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, era esperable que esos gases causaran un calentamiento significativo en el siglo siguiente. Es decir, el actual.

Ajena a la advertencia, la humanidad no dejó de lanzar dióxido de carbono a la atmósfera, por lo que la temperatura del planeta no dejó de subir.

Hace una semana, el panel de expertos sobre cambio climático de Naciones Unidas (IPCC) hizo un anuncio que estremece: la crisis climática llegó a un punto de no retorno.

Peor aún, se aceleró y el planeta se calentará 1,5 grados centígrados en 19 años. Lo que queda es tratar de que no empeore.

Esta crisis está sin dudas relacionada con la actividad humana posterior a la Revolución Industrial y la utilización masiva de combustibles fósiles como fuente de energía, dice el IPCC.

La quema de carbón y petróleo es, principalmente, la que provoca acumulación de gases que atrapan el calor en la atmósfera y elevan la temperatura en el mundo.

En Argentina, la crisis climática se muestra en el incremento de las precipitaciones extremas en el este y sur del país.

En la cordillera de los Andes hay un retroceso de los glaciares, que provocará además un aumento de la temperatura media a una tasa más alta en la región sudamericana.

Tucumán, una provincia con altísimos niveles de contaminación ambiental producida por fábricas, quemas de pastizales y cultivos, y con un uso intensivo de vehículos a motor de combustión, no está ajena al fenómeno.

Qué se puede esperar

- El incremento de temperatura global trae aparejado un mayor estrés hídrico: menos precipitaciones anuales y un aumento de las lluvias de gran intensidad.

- Puede haber peores sequías en invierno, lo que significa que habrá menos agua para el consumo humano y las actividades económicas, y mayores inundaciones en verano.

- La falta de períodos húmedos puede hacer retroceder la frontera agropecuaria. En este escenario de mega sequías es posible que disminuya el rendimiento de las plantaciones de soja y de poroto, muy importantes para Tucumán.

- Será fundamental mejorar la infraestructura y construir mecanismos para defendernos de las lluvias, que ese prevén intensas: caminos, puentes y zonas residenciales deben estar pensados para eso.

- También es probable que se repitan y extiendan los incendios forestales, por el aumento del calor y las sequías en zonas que hoy son húmedas.

- Será necesario hacer más eficiente el uso de energía, para atenuar el impacto en las emisiones de gases provenientes de combustibles fósiles.

- En el mejor escenario, se puede contener la suba de temperatura global en un límite de 1,5° C en los próximos 20 años. En el peor, si no se hace nada al respecto, la temperatura puede subir a 4,4° C.

- En lo inmediato, hay que esperar que el fenómeno de La Niña traiga sequía en lo que resta de agosto y que afecte la provisión de lluvias, incluso hasta el verano.  

Hasta 2° c. un escenario presente

“Ya está ocurriendo”, dice Darío Ovejero, licenciado en Geografía y profesor de Climatología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Para Tucumán puede ser aún peor, en el que la temperatura media anual podría crecer 2º C en los próximos 20 años, al límite de tolerancia para la agricultura y la salud. Ejemplo de ello son las sequías de los dos últimos años y los incendios en el cerro San Javier.

Sin respiro: de las llamas al fuego

“Cuando salgamos del coronavirus, tendremos el cambio climático en la puerta”, advierte Juan Leónidas Minetti, director del Laboratorio Climatológico Sudamericano. “Vamos a necesitar dirigentes políticos a la altura”, añade, y explica que los modelos de previsiones descubrieron que en Tucumán se está produciendo un salto hacia una sequía intensa. El período con escasas precipitaciones podría prolongarse de 50 a 70 años.

Fenómenos: un nuevo período seco

Marylin Leiva, doctora en Geografía y profesora de Climatología de la carrera de Geografía, en la UNT, anticipó que se aproxima un nuevo período de sequías. “El anterior período seco empezó en 2003 y se extendió hasta 2014. La tendencia se revirtió por el fenómeno de El Niño. Nos aproximamos otra vez hacia una sequía, aún mayor”, dijo. Esto impactará en la provisión de agua y en la productividad de los cultivos.

Construcción: mejorar puentes y rutas  

“El tema de la infraestructura es crucial. Puentes, caminos y barrios deben estar bien pensados”, señala Alejandro Brown, presidente de la fundación ProYungas, porque los períodos secos van a ser más secos y las lluvias, más intensas. Las cuencas tucumanas están bien conservadas, dice, pero la provisión de agua potable para el Gran Tucumán necesita mejorar los sistemas de captación, de almacenamiento y de distribución.

Fuegos: control de incendios

“Es probable que los fuegos en los ecosistemas aumenten” porque habrá más calor y más sequías, advierte Ricardo Grau, director del Instituto de Ecología Regional (UNT- Conicet): “En consecuencia, necesitamos una política de control de incendios”. Además, Argentina no es eficiente en el uso de energías no renovables y la matriz ganadera genera gran cantidad de metano, más contaminante que el dióxido de carbono.

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