La asunción de monseñor Díaz: unidad, diálogo y amistad social, las metas del obispo

La asunción de monseñor Díaz: unidad, diálogo y amistad social, las metas del obispo

“No podemos resignarnos a lo que está sucediendo. Tenemos mucho por hacer”, dijo el religioso, tras ser ungido en la diócesis de la Santísima Concepción. Emotiva ceremonia.

ASUNCIÓN. Monseñor Cargnelo unge al obispo Díaz. Cerca están el arzobispo Sánchez y el obispo Urbanc ASUNCIÓN. Monseñor Cargnelo unge al obispo Díaz. Cerca están el arzobispo Sánchez y el obispo Urbanc LA GACETA / FOTOS DE RODOLFO CASEN

El presbítero de La Cocha José Antonio Díaz (60 años) fue ordenado ayer obispo y titular de la diócesis de la Santísima Concepción en reemplazo del fallecido José Melitón Chávez. La imposición se realizó durante una emotiva ceremonia en el estadio del Concepción Fútbol Club, que estuvo a cargo del arzobispo de Salta, Mario Cargnelo. Es la primera ordenación que se realiza en esta diócesis desde que fue creada hace 58 años. Estuvieron presentes el titular de la Comisión Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ogea; el arzobispo de San Miguel de Tucumán, Carlos Sánchez; el obispo de Catamarca, Luis Urbanc, el emérito de Concepción, José María Rossi, y cerca de medio centenar de párrocos. Entre las autoridades gubernamentales se observó al vicegobernador, Osvaldo Jaldo; el presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado; los legisladores Antonio Ruiz Olivares y Raúl Albarracín y el intendente local, Roberto Sánchez. También el ministro Fiscal Edmundo Jiménez y autoridades del Centro Judicial local.

Uno de los momentos más sensibles se dio cuando se recordó al desaparecido obispo Chávez. Los fieles estallaron en aplausos. Díaz insistió en agradecer a su predecesor la breve pero intensa tarea pastoral que desplegó en el sur tucumano hasta que la Covid-19 terminó con su vida en mayo. El flamante obispo no ocultó su emoción cuando la joven Carmen Moreno, vecina e integrante del movimiento laico de la iglesia de La Cocha, habló para repasar su origen familiar y religioso. “En la Cocha y la parroquia era habitual hablar sobre el padre Pepe. Es el niño que gustaba de las cosas de Dios y por el que todos teníamos que rezar. Era una vocación que nacía en nuestro pueblo”, expresó. “La noticia de que el padre Pepe era el nuevo obispo, nuestro vecino, fue una alegría y caricia de Dios para todos. En los ojos emocionados de mi madre vi lo que la comunidad sentía”, añadió.

“No resignarnos”

“Ustedes son el pueblo que el Señor me confía. Y no nos hacemos pueblo solo por compartir una tierra. Convertirnos en tal no es un camino nada fácil. Todos experimentan durante un tiempo muchos sufrimientos ocasionados por la pandemia y sus consecuencias. En este contexto debemos sacar lo mejor de nosotros mismos”, expresó el prelado. “No podemos resignarnos a lo que está sucediendo. Tenemos mucho por hacer. No sólo en el ámbito sanitario, sino en el socioeconómico, dada la angustiosa situación de pobreza en que se ven sumergidos muchos hermanos nuestros”, dijo. “Con ustedes estoy llamado a ser un pueblo que camina que canta y celebra, que sufre y se compadece del que sufre, que sirve y ama a todos y de un modo preferencial a los más pobres, a los marginados y excluidos”, insistió. Díaz imploró por “un pueblo que viva fuertemente la experiencia de la unidad, en contraposición del mundo disperso, enfrentado y segmentado”. Concluyó remarcando: “parte esencial de mi ministerio será trabajar por la unidad, por la cultura del encuentro, el diálogo y la amistad social, superando los enfrentamientos”.

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