Tucumán se llevará una peor parte de la crisis climática: la temperatura podría subir hasta 2°
Expertos advierten sobre un valor por encima de la media de 1,5 grados centígrados pronosticados el lunes por la ONU. Hablan también de megas sequías. En los umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud.
Más de 200 de los científicos más prestigiosos del mundo sobre calentamiento global acaban de presentar un informe impactante. Según el análisis del Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC), un grupo de trabajo vinculado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el planeta se calentará 1,5 grados centígrados en 19 años. "Argentina no estará excenta de ese incremento de la temperatura anual. Esto es real y ya está ocurriendo", dice Darío Ovejero, licenciado en geografía y profesor de la cátedra de climatología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Se trata de un hecho que no debe sorprender, en vistas de las evidencias que observamos a diario. En Tucumán, por ejemplo, durante el invierno y el otoño de 2020 no llovió durante cinco meses y esta temporada la sequía vuelve a amenazar con prolongarse. Los incendios forestales de octubre pasado en el cerro San Javier son otra prueba de la magnitud del problema. "En el caso puntual de nuestra provincia, algunas proyecciones sostienen que la temperatura media anual puede estar incluso por encima de esos 1,5 grados centígrados previstos por el IPCC. Se cree que alcanzaría hasta 2 grados centígrados en los próximos 20 años", calcula Ovejero.
La predicción se oye tenebrosa. Ese calentamiento traerá aparejado otros fenómenos, como un pronunciado estrés hídrico, explica el especialista. Han disminuído las precipitaciones anuales y van a disminuir más todavía, prosigue. Además se espera un segundo fenómenos extremo: un aumento de las lluvias de gran intensidad. "En invierno habrá menos agua para el consumo humano y para las actividades económicas. Y en verano habrá inundaciones", reseña. Luego destaca que el avance de nuestra frontera agropecuaria estuvo propiciado, en los últimos 50 años, por períodos húmedos. Esas condiciones -observa- van a desaparecer. "Es realmente preocupante".
Los investigadores de la ONU han sentenciado en que no hay absolutamente ninguna duda de que es la actividad humana -a través de la quema de combustibles fósiles, principalmente- la que provoca la acumulación de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y elevan la temperatura. Hasta ahora la temperatura media del planeta ha aumentado 1,1 grados centígrados desde los niveles previos a la industrialización. Ese incremento es el más rápido en 2.000 años.
Sin embargo, el informe del IPCC ofrece una mirada optimista, porque plantea que aún se está a tiempo de tomar medidas inmediatas para atenuar estas consecuencias. Atenuarlas, pero no detenerlas. Y en este punto volvemos al pesimismo: desgraciadamente, la humanidad ha llegado a un punto de no retorno. Haga lo que haga, será inevitable frenar esa marca de 1,5°. Ante este panorama, Ovejero plantea la necesidad de que el sector productivo, los gobernantes y la población tomen nota y se preparen para ese porvenir.
El meteorólogo y director del Laboratorio Climatológico Sudamericano, Juan Leónicas Minetti, ha emitido declaraciones similares. Según sus dichos, los modelos de previsiones han descubierto que en Tucumán se está produciendo un salto hacia una sequía intensa. Se trata de un período con escasas precipitaciones y que podría prolongarse entre 50 y 70 años, como ya ha sucedido en otras oportunidades. "Cuando salgamos del coronavirus, tendremos el cambio climático en la puerta. Vamos a necesitar dirigentes políticos a la altura", expresa.
A la hora de analizar cuáles serán las modificaciones en esta región con 1,5 grados centígrados más de temperatura, también la doctora en geografía y profesora de la cátedra de climatología de la UNT Marylin Leiva plantea un escenario de megas sequías. "El anterior período seco empezó en el año 2003 y se extendió hasta 2014. La tendencia se revirtió debido al fenónemo de El Niño. Pero nos aproximamos nuevamente hacia una sequía. Y aún mayor. El cambio climático ha acentuado los eventos extremos", expresa. Tal como han mencionado líneas arribas, esto impactará en la provisión de agua dulce y en la productividad de los cultivos. "Las plantaciones de soja y de poroto, ubicadas en la frontera agropecuaria del norte, podrían evidenciar una disminición de su rendimiento", detalla la experta.
El estudio que se ha hecho público este lunes fue elaborado por 234 investigadores de 66 países. Los científicos han revisado más de 14.000 artículos para realizar su síntesis sobre los efectos que ha tenido el calentamiento y los posibles escenarios en función de la cantidad de gases que emita la humanidad en las próximas décadas. En detalle, el informe plantea que ya se están observando cambios en todas las regiones de la Tierra. Muchos no tienen precedentes en miles de miles de años. Y algunos, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.
Asimismo, se ofrecen nuevas estimaciones sobre las probabilidades de sobrepasar el nivel de calentamiento global de 1,5 grados centígrados en las próximas décadas. Y se concluye que, a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, limitar el calentamiento incluso a 2 grados centígrados será un objetivo inalcanzable. Los cálculos indican que con un calentamiento global de 1,5 grados se producirá un aumento de las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías; mientras que con un calentamiento global de 2 grados los episodios de calor extremo alcanzarían con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud.
Sin embargo, no es cuestión únicamente de la temperatura. Como consecuencia del calentamiento, las diferentes regiones experimentan distintas consencuencias, como han planteado los científicos locales consultados por este diario.
El ecólogo y presidente de la fundación ProYungas Alejandro Brown no es alarmista y su mirada suele ser conciliadora. No obstante, se manifiesta determinante a la hora de analizar qué les depara el destino a los tucumanos. Él plantea que los períodos secos van a ser más secos. Que las lluvias torrenciales se volverán más intensas. Y que las olas de calor serán frecuentes, en coincidencia con lo expresado hasta aquí. Pese a ese futuro poco alentador, destaca que las cuencas tucumanas pueden vanagloriarse de su buen estado de conservación ("eso es muy importante, tanto para la captación como para la administración de agua"). En contrapartida, entiende que la provisión de agua potable para el Gran Tucumán es una de las aristas más flojas. Por ello, insta a mejorar los sistemas de captación, de almacenamiento y de distribución. Luego menciona otro desafío: cómo defendernos de las lluvias. "El tema de la infraestructura es crucial. Puentes, caminos y barrios deben estar bien pensados. Hoy, medir los riesgos tiene que ser una prioridad", declara. Ricardo Grau -director del Instituto de Ecología Regional, del Conicet- ratifica lo expresado: habrá más calor y más sequías, repite. "Esos son cambios. Cambios a los cuales los humanos tendremos que adaptarnos. Es problable que los fuegos en los ecosistemas aumenten. En consecuencia, necesitamos una política de control de incendios", dice.
El documento del IPCC es la advertencia más dura hasta ahora sobre la velocidad y la escala del calentamiento planetario. Las consecuencias las padecerán los niños que están naciendo y que nazcan en esta década. El mundo en el que ellos vivirán será distinto, sin dudas. El debate no es si sucederá o no. Ahora, el debate es si llegaremos a tiempo. "Lo más importante de todo, para adaptarnos y mitigar los efectos, es que haya recursos económicos, capacidad técnica y una sociedad organizada", concluye Brown.