Cada vez más, se van confirmando los efectos del calentamiento. Son reales, irreversibles y están sucediendo ahora. Para Tucumán -y el norte argentino, en general- se prevé una mayor intensidad de los eventos climáticos extremos. Eso significa que los períodos secos van a ser más secos. Que las lluvias torrenciales se volverán más intensas todavía. Y que las olas de calor serán frecuentes, detalla Alejandro Brown. El ecólogo y presidente de la fundación ProYungas no es alarmista y su mirada suele ser conciliadora. No obstante, se manifiesta determinante a la hora de analizar qué le espera a nuestra región en los próximos años, luego de que ayer se conocieran las conclusiones del último informe el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC), el grupo de expertos vinculado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En ese documento, el IPCC ha hecho un anuncio impactante: la crisis climática se aceleró y el planeta se calentará 1,5 grados centígrados en 19 años. Además, los investigadores han coincidido en que no hay absolutamente ninguna duda de que es la actividad humana -a través de la quema de combustibles fósiles, principalmente- la que provoca la acumulación de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y elevan la temperatura.
Desgraciadamente, la humanidad ha llegado a un punto de no retorno: haga lo que haga, será inevitable frenar esa marca de 1,5°, sentenciaron desde el IPCC. "Esto ya está pasando. Hoy estamos viendo cómo el fenómeno de La Niña se repite por segundo año consecutivo. Y eso seguirá ocurriendo, con períodos secos e intensos que van a durar años", prosigue Brown. Pese a ese futuro poco alentador, destaca que las cuencas tucumanas pueden vanagloriarse de su buen estado de conservación ("eso es muy importante, tanto para la captación como para la administración de agua"). En contrapartida, insta a trabajar en la acumulación de agua potable para los períodos secos y críticos.
- ¿Cómo deberían prepararse el Gobierno, las instituciones y la sociedad para lo que vendrá?
- Creo que la provisión de agua potable para el Gran Tucumán es nuestra arista más floja. Si actualmente es una complicación, en el futuro será peor. Tenemos que mejorar los sistemas de captación, de almacenamiento y de distribución, principalmente para la capital provincial, Tafí Viejo, Yerba Buena y Las Talitas, por citar algunas zonas con escasez. La población, por su parte, debe tomar conciencia de la importancia del ahorro del agua.
Luego Brown menciona otro desafío: cómo defendernos de las lluvias, que serán más crueles. "El tema de la infraestructura es crucial. Puentes, caminos y barrios deben estar bien pensados y en función de la torrencialidad de las precipitaciones. Hoy, medir los riesgos tiene que ser una prioridad", razona. En su informe, el IPCC explica que hasta ahora la temperatura media del planeta ha aumentado 1,1 grados centígrados desde los niveles previos a la industrialización (a mediados del siglo XIX). Ese incremento es el más rápido en 2.000 años. Fenómenos extremos similares a las inundaciones de Europa o a los incendios de Grecia son consecuencia de esa evolución. Siete de los diez incendios más grandes de California han sucedido en los últimos cinco años, ejemplificaron.
Tucumán también podría aportar ejemplos. En octubre del año pasado, bomberos y aviadores trabajaron durante semanas en vastos focos al pie del cerro San Javier. Los aviones hidrantes sobrevolaron durante días la provincia, pues además hubo fuegos en el sur. Ricardo Grau -director del Instituto de Ecología Regional, del Conicet- ratifica lo expresado por Brown, sobre cuáles serán los cambios en esta provincia: habrá más calor y más sequías, repite. "Esos son cambios. Cambios a los cuales los humanos tendremos que adaptarnos. Debido al calor, es probable que los fuegos en los ecosistemas aumenten. En consecuencia, necesitamos una política de control de incendios", dice.
El estudio que se ha hecho público este lunes fue elaborado por 234 expertos de 66 países. Los científicos han revisado más de 14.000 artículos para realizar su síntesis sobre los efectos físicos que ha tenido el calentamiento y los posibles escenarios en función de los gases de efecto invernadero que emita la humanidad en las próximas décadas. Como se escribió un par de líneas arribas, esos gases se liberan cuando se queman los combustibles fósiles para generar energía y son los principales responsables del sobrecalentamiento. "La base de estos problemas climáticos pasa por ahí -explica Grau, en tono catedrático-. Por eso, los subsidios en las boletas de gas y de electricidad resultan claramente erróneos. En cambio, el Gobierno debería promover el uso de energía solar y nuclear".
Además de políticas de manejo del fuego y de quita de subsidios a las energías no renovables, Grau plantea un tercer punto, en consonancia con Brown y en consonancia también con su postura cero tremendista: "se sabe que las sequías serán severas. Suficiente razón para abocarnos al mantenimiento de nuestras cuencas y recursos hídricos".
Finalmente, el informe asegura que los cambios a largo plazo ya están en marcha. El nivel del mar aumentará al menos 40 centímetros en muy corto plazo, debido al derretimiento de los hielos. Darío Ovejero -licenciado en geografía y profesor de la cátedra de climatología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT)- califica de alarmantes los números que maneja la ONU. Luego afirma que de esos 1,5 grados centígrados previstos, en la Argentina se evidenciará una variabilidad de entre 0° y 1,5°. Lamentablemente, a Tucumán podría tocarle la peor parte: "para el norte se espera un aumento mayor de la temperatura promedio, de entre 1° y 1,5°". Esa suba provocará -indica- un estrés hídrico, con sequías, como mencionaron Brown y Grau, y con inviernos absolutamente secos, como el actual o del año pasado, que no llovió durante cinco meses.
El documento del IPCC es la advertencia más dura hasta ahora sobre la velocidad y la escala del calentamiento. Las consecuencias las padecerán los niños que están naciendo y que nazcan en esta década. El mundo en el que ellos vivirán será más caluroso, habrá mayores sequías, las inundaciones serán corrientes, el nivel del mar aumentará y algunas ciudades costeras desaparecerán para siempre. La discusión no es si sucederá o no. Ahora, la discusión es si llegaremos a tiempo de adaptarnos y de protegernos. "Lo más importante para enfrentar esta situación, es que haya recursos económicos, capacidad técnica y una sociedad involucrada y organizada", concluye Brown.