Fue un broche de “bronce” y un premio a una camada sacrificada y exitosa en todo el proceso de juveniles y mayores.
Es el cúmulo de trabajo desde Juan Cichello, Javier Weber, Julio Velazco y, ahora, Marcelo Méndez. Imprimieron en cada uno sapiencia y las ganas de lograr cosas grandes.
Lograron que amantes del voley y los que no lo son se “enganchen”, y eso se logró a fuerza de entrega en el campo de juego.
Desde el aspecto dirigencial, los jugadores hicieron fuertes críticas al igual que muchos deportistas por la falta de apoyo y los problemas estructurales. Lleva a pensar que, si estos logros llegan sin apoyo, qué distinto sería si el aporte y la gestión estuviesen presentes. Es un tema preocupante.
Esperemos que esto se aproveche, se vio en los clubes mayor afluencia de jóvenes durante los Juegos. Estas son palancas poderosas de crecimiento que el voley se lo merecía.