Un Minotauro en Barrio Sur que quiere huir de la soledad

Un Minotauro en Barrio Sur que quiere huir de la soledad

Jorge de Lassaletta estrena “La Gracia y el toro”, la obra de Rafael Nofal que une mito con tucumanidad.

LA JUVENTUD Y LA VEJEZ. Victoria Toledo es una cartonera marginal, y Fernando Godoy, un seguidor de Mahler. José Padilla completa el elenco. prensa LA JUVENTUD Y LA VEJEZ. Victoria Toledo es una cartonera marginal, y Fernando Godoy, un seguidor de Mahler. José Padilla completa el elenco. prensa

Un anciano Minotauro vive aislado en el sótano de una casa del Barrio Sur de la capital tucumana y se relaciona con dos jóvenes marginales. Busca estar acompañado y perpetuar su historia, sin saber que en ello le irá la vida en sí misma.

A partir de esta idea, Rafael Nofal escribió “La Gracia y el toro”, el texto que esta noche a las 21 se estrenará en La Gloriosa (San Lusi 836), con actuaciones de Fernando Godoy, Victoria Toledo y José Padilla y dirección de Jorge de Lassaletta. El diseño espacial es de Sofía Seidan y la voz en off, de Leona Suárez.

El vínculo entre De Lassaletta y Nofal llega así a su tercera expresión conjunta, luego de “El tiempo de las mandarinas” y “Mariposas después de la lluvia”. Esta vez producen un espectáculo teatral disruptivo y cargado de significaciones, con resonancias míticas y cargado de tucumanidad. La propuesta se sostiene en la fuerza expresiva de las actuaciones y en su capacidad de sostener y transmitir emociones con elementos que fluctúan entre lo cómico y lo dramático. En la puesta tiene especial importancia las sinfonías 2 y 8 de Gustav Mahler.

“La preparación fue una experiencia larga, con ensayos on line y presenciales cuando pudimos, aprendiendo y llevando lo más posible a las máximas posibilidades las relaciones actorales en el distanciamiento”, resume De Lassaletta el proceso creativo desarrollado.

- ¿Cómo se trasladan los mitos clásicos al Tucumán actual?

- Una respuesta primaria es que fue a través de los propios maestros locales que nos contaron estos mitos, en nuestro caso bien contado por un histrión. Y de esa academia surgió Nofal, el bardo vernáculo que en varias de sus obras los usa como motivo subyacente, los ubica en lugares cerca del hambre y de la miseria humana. En esta obra, el pathos del héroe se troca grotesco y sus artificios, su deus ex machina, es un tocadiscos Wyncofon de los 70. Ezequiel se emociona con discursos de Thomas Mann, de Malher, del profeta homónimo. De alguna manera, repite la historia que aprendió, como nosotros (autor y director) de sus rapsodas del camino. Lo mismo hace el otro personaje de la historia, su alter ego Gracia o Yohana, que escuchó a un pastor evangelista de su barrio de cartón. Entre ellos, de edades dispares, se establece la acción de la escena, y ella sufre las embestidas del Minotauro, los requiebres de Fausto, y las enseñanzas del maestro.

- ¿Cuántos Minotauros que se alimentan de jóvenes tenemos en la provincia?

- En realidad, el que presenta Nofal es un Minotauro reblandecido y humano, con más pertenencia al de Julio Cortázar que al terrible monstruo de la historia original. Ingenuamente termina recibiendo el conocimiento de una adolescente que creció en la rudeza del mundo real. ¿Cuánto de Minotauro tiene nuestra historia de lucha y represión? Sólo basta nombrar el mito del Perro Familiar. ¿Cuánto Minotauro hay desde las redes y desde las cátedras? ¿Cuántos seres perdidos tras los muros del poder y la abundancia? En este caso compra a la víctima. En el mito antiguo, también hay transacción, pero en este texto, su necesidad más visceral es matar su soledad y trasmitir urgentemente su relato, su acerbo y su concepción de lo bello. Pero, como en todos estos casos, le secuestra su libertad. Gracia sabrá ganarla como Sherezade, que debe salvarse cada noche de la muerte con sus relatos. En la obra, ambos personajes se trascienden y se influencian para concretar su futuro.

- Se anticipa que el texto dialoga con Fausto y con Pigmaleón, ¿de qué modo?

- Como Fausto, el personaje quiere recrear el amor, rescatar la juventud y poseer la belleza. Como Pigmaleon, intenta moldear a la mujer a sus principios, a sus gustos. Pero, acá todas son exclamaciones patéticas y no hay milagros ni Mefistos, sino gente pobre.

- ¿Es muy alta la tentación de moldear al otro como deseamos?

- En nuestro mundo, se toma y se da la vida para lograrlo. En “La Gracia...” el rapsoda es tentado para encontrar un canto, un relato donde los personajes se encuentran y se abren al otro, y logran sus distintas liberaciones. Como casi siempre, las tendencias fracasan, y en nuestros antihéroes el viejo resuelve y la adolescente se prepara para enfrentar su vida.

- ¿Por qué elegiste Mahler como soporte sonoro?

- Lo eligió el autor. Es lo que distingue al personaje masculino central, cuya maravilla y monstruosidad es tener una audición ilimitada, y el mundo lo asalta de esta manera. Mahler, entonces, lo protege de esta invasión.

- ¿En qué consiste la carga de tucumanidad que le imprimís a la obra?

- Los personajes son tucumanos. Ezequiel, por su diferenciación y aislamiento social, como nuestros maestros, se siente el guardián de los principios académicos clásicos y profesa la música de Mahler . Y Gracia se expresa con el habla y la corporalidad cartonera de los barrios carenciados de nuestra ciudad.

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