¿Es seguro vivir en barrios cerrados?

El sábado a la noche (domingo a la madrugada) una supuesta pijamada en el barrio cerrado Los Álamos (Yerba Buena) terminó por convertirse en una señal de alarma para todos los vecinos que viven en countries o urbanizaciones privadas. Según las versiones de los dueños de casa, estaban invitadas solamente cinco chicas, pero los vecinos denunciaron una fiesta clandestina cuando advirtieron que había más de 50 adolescentes en el predio. Nadie supo explicar con claridad cómo ingresaron, si lo hicieron por el acceso principal o si atravesaron las cercas perimetrales.

El caso está en investigación: dentro del country quieren saber si realmente fue una vulnerabilidad del dispositivo de vigilancia o si fue negligencia de los propietarios, además de la implicancia legal ya que por las restricciones por la pandemia de covid-19 no están autorizadas las reuniones sociales tan numerosas. Pero, más allá del caso puntual, se plantea la incógnita acerca de qué tan seguro es vivir en un barrio privado, lugares que se eligen principalmente por la seguridad.

"Desbordes del personal de seguridad puede haber en todos lados. Vivir en un country no nos deja exentos de lo que pasa en el barrio, en Tucumán y en el mundo. Un ejemplo es lo que pasó el 9 de Julio en los festejos en el centro, que el personal policial más capacitado se vio desbordado por la gente. Pero sí, claro que es una señal de alarma y estamos investigando qué pasó exactamente, cómo pasó y cómo vamos a hacer para que no vuelva a ocurrir algo así", explicó Gustavo Scheuermann, administrador del consorcio de ese barrio privado y de varios otros.

Según Scheuermann, que tiene más de 20 años de experiencia administrando este tipo de emprendimientos, el tema de la seguridad es siempre un tema de constante debate y perfeccionamiento. "Lamentablemente, el delito va siempre un paso adelante. Y es fundamental estar siempre evaluando todo el tiempo cómo se pueden mejorar el esquema de seguridad", señaló.

Portería, vigilancia, monitoreo y todo lo tocante a la seguridad suele ser el ítem de más peso en las expensas de los barrios privados, junto con la energía eléctrica de los espacios comunes y la jardinería. "Pero si hay algo en lo que nadie está dispuesto a escatimar es en seguridad. A pesar de que se encarezcan las expensas y que se haga más pesado por la situación económica complicada para todo el mundo, justamente en esta situación socioeconómica es cuando incrementa el delito y el vecino no está dispuesto a reducir en seguridad. Al contrario", expresó Analía Chavarría, administradora de consorcios.

Filtración de información

Federico Pelli, propietario de una empresa de seguridad privada, explica cómo funciona y cómo se diseña el esquema de seguridad de cada "objetivo", como les llaman ellos a los puntos donde despliegan su personal. "Se evalúa el predio, el perímetro, los accesos, el flujo de gente y varios factores más y se plantea un esquema, una planificación de seguridad, que incluye las horas hombre (porteros, vigías, rondines, etcétera), además de los dispositivos tecnológicos como cámaras, controles de acceso y de los perímetros, etcétera. En algunos casos sí nos ha pasado que nos pidan reducir ese plan para abaratar costos, y eso nos pone a nosotros en una situación complicada", contó el titular de la compañía.

Pelli explicó que en ocasiones deben rechazar el trabajo, porque con menos personal del que se necesita pueden surgir situaciones que a las empresas las pone en riesgo. "El gran problema es que esos consorcios elijan empresas que no son formales, porque son más baratas, pero no están capacitadas ni habilitadas. Además suelen tener mucha rotación de personal y eso ocasiona que haya filtraciones de información no deseadas, que pueden significar futuros robos... es una situación delicada", advirtió.

Prevención vs. privacidad

En algunos countries de los más exclusivos de Yerba Buena incorporaron una barrera perimetral infrarroja que detecta cualquier movimiento en las cercas perimetrales y encienden las cámaras, los monitores y la alarma en la portería. "El gran desafío es prevenir, porque las cámaras por sí solas sirven para después, cuando el delito ya se cometió, pero lo que queremos es evitarlo. Este es un sistema que tiene un costo elevado, pero que hay consorcios dispuestos a pagarlos", explicó Scheuermann.

¿Y las cámaras? ¿No hay acaso cámaras por todos lados en los barrios cerrados? El administrador expuso la problemática que se plantea entre la seguridad y la privacidad de los vecinos. "No se puede llenar de cámaras porque hay vecinos que plantean, por ejemplo, que algunas llegarían hasta sus casas o sus jardines, a la pileta, atentan contra la intimidad. Entonces se colocan en las avenidas centrales y en los perímetros, apuntando a las cercas", detalló.

Algunos "puntos ciegos" de la seguridad no se pueden eliminar. Por eso, Scheurmann insiste en que los vecinos de estos barrios también deben tomar sus propios recaudos, más allá de que estén pagando por un servicio de seguridad. "Dejar una bicicleta que cuesta $2 millones en el garaje, a la vista de todo el mundo, es un riesgo innecesario. Por los barrios circula mucha gente que accede por la puerta principal, desde personal de servicios hasta vecinos o invitados de vecinos... entonces son recaudos que tiene que tomar cada uno", finalizó.