En la feria de Simoca se impuso el sábado un riguroso control del protocolo sanitario aprobado por el COE provincial con el fin de evitar la propagación del Covid-19. Con ese fin fueron desplegados en el sitio cientos de policías e integrantes de la patrulla municipal. De esta manera las autoridades municipales tuvieron que lidiar menos con los desbordes que se habían producido en la jornada anterior cuando llegaron al predio unas 10.000 personas.
Fue en el cierre de la 41° edición de la Fiesta de la Feria. A causa de la falta de cumplimiento de las normas sanitarias por parte de los feriantes y del horario de cierre de sus puestos, un informe lapidario de la Policía empujó al COE a disponer la suspensión transitoria de la feria.
Los uniformados habían advertido que el sábado varios vendedores no tenían sus barbijos puestos y tampoco hacían respetar el distanciamiento social entre los clientes. Además se excedieron un par de horas en el cierre de sus puestos. La noticia de la clausura del predio ferial cayó como un baldazo de agua fría entre los más de 300 feriantes que, a causa de la pandemia, debieron permanecer sin trabajar casi un año. También generó una enorme preocupación entre los funcionarios municipales que a duras penas habían logrado la reapertura del predio comercial.
“Es una pena que por falta de apego a las disposiciones sanitarias se vuelva a cerrar esta feria que, en gran medida, tiene una enorme relevancia para la economía local”, se lamentó Marcelo Herrera, intendente de esa ciudad. El jefe comunal, una vez conocida la resolución del COE, inició gestiones con el fin de tratar de que la medida se revea.
Esto se concretó el jueves durante una reunión en Casa de Gobierno encabezada por el ministro de Seguridad, Claudio Maley. Ahí se acordó el levantamiento de la suspensión bajo estrictas condiciones de control sanitario.
“He puesto las manos en el fuego por los feriantes porque tengo confianza que este sábado van a respetar las medidas epidemiológicas y evitar que quede firme el cierre de la feria”, planteó Herrera. El temor contribuyó al cambio de actitud de los vendedores.
“La advertencia surtió efecto porque no hubo problemas. Todo se desarrolló normalmente. Aunque hubo mucha menos gente y se ha desplazado una cantidad importante de policías que se encargaron no solo de hacer respetar el protocolo, sino también de mantener la seguridad en la ciudad”, dijo Daniel Paz, presidente del Concejo Deliberante e integrante del COE local. “En virtud a lo que se vio, la feria tendría garantizada su continuidad”, concluyó