Argentina tuvo una primera fase en la que su nivel fue de menor a mayor. Sobre todo, en la construcción de su identidad de juego. De a poco, logró consolidarse en defensa, primero, para luego transferirlo al ataque. En el último partido contra Japón eso se pudo apreciar mucho más. Es muy importante que el equipo haya encontrado en los jugadores internos, un juego agresivo en ataque.
Ahora el rival es Australia. Los australianos son duros; históricamente siempre puso a la Selección en aprietos. La diferencia la marcan con su talla física y su velocidad. Pero confío en que el cuerpo técnico tendrá la capacidad de trazar un plan de juego para contrarrestar la situación.
Es el momento para que Luis Scola saque lo mejor de sí mismo. Es el gran capitán, conocido por su profesionalismo y comportamiento, dentro y fuera de la cancha. En este partido en particular deberá aportar al máximo su experiencia. Esa que sale en los momentos difíciles, de mayor tensión. Su aplomo y buen criterio sirven para resolver situaciones que apremian al equipo. Además, no es un dato menor que viene siendo el máximo anotador en los últimos juegos, en penetración y lanzamiento de media y larga distancia.