Vivimos en la máquina del tiempo. Uno de los grandes tópicos de la ciencia ficción se ha materializado en tiempos hostiles para la raza humana y hoy es posible saber, ver, escuchar, lo que pronto ocurrirá. Pero como nunca, los privilegiados en contemplar el futuro somos nosotros, los del hemisferio sur, porque cruzando el continente hacia el norte o saltando el atlántico hacia el este es posible ver el futuro.
Cuando estaba todo listo para el regreso a las oficinas de las empresas y entidades estatales del primer mundo, la variante delta del coronavirus tiró por los aires los detallados planes y protocolos que intentaban acariciar “la normalidad”. Pero como si fuera poco, la máquina del tiempo no solo nos adelanta lo que podría ocurrir por estas latitudes, también nos sorprende por decisiones que toman los gigantes.
Hay dos aspectos para tomar nota de esa paradoja entre el futuro y el presente. En primer lugar, la nueva variante de la pandemia obligó a postergar el regreso a las oficinas de las principales empresas tecnológicas. El CEO de Google, Sundar Pichai, envió un correo a todos los empleados la semana pasada en el que anunció que no regresarán a las oficinas en septiembre, como ya estaba planeado. Si bien ya se abrieron algunos de sus campus de trabajo, el directivo indicó que reconocen que muchos de los empleados están viendo picos en sus comunidades causados por la variante delta y que podrían estar preocupados por el regreso a la oficina. “Esta extensión nos dará tiempo para volver al trabajo y, al mismo tiempo, brindará flexibilidad a quienes la necesiten”, indicó Pichai.
Apple también postergó el regreso a las oficinas de Mountain View para octubre y pidió a sus empleados de tiendas minoristas que vuelvan a usar mascarillas, pese a que había sido una de las primeras compañías en abandonar el mandato de usarlas. Según detalló Bloomberg, la empresa dará a sus empleados un sobreaviso de al menos un mes antes de exigir el regreso a sus instalaciones. La decisión de postergar el regreso también fue tomada por otros gigantes como Uber y grandes referentes de la industria de medios como el New York Times.
Pero lo novedoso de los planes de las tecnológicas no es solamente un cambio de fechas, sino que además la variante delta desafía por primera vez a las tecnológicas a hacer obligatoria la vacunación para sus empleados. Sundai Pichai anunció esta medida a sus empleados en el comunicado citado anteriormente y en el mismo tono lo hizo una de las principales responsables de recursos humanos de Facebook, Lori Goler. “Con la reapertura de nuestras oficinas, exigiremos que toda persona que venga a trabajar a cualquiera de nuestros campus en EEUU esté vacunada”, detalló la directiva. Esta serie de anuncios vino acompañada por una nueva política que tomará la administración de Joe Biden en la que los trabajadores federales y los contratistas del gobierno deberán certificar que están vacunados o bien llevar mascarillas y someterse a pruebas periódicas.
Para terminar, la máquina del tiempo nos arroja dos preguntas. En primer lugar, ¿cuál es la premura por regresar a las oficinas por parte de empresas que están preparadas para el teletrabajo mejor que ninguna? Uno de los principales argumentos es el trabajo colaborativo que se genera en la presencialidad, sobre todo en aquellas áreas destinadas a la generación de nuevos productos para las empresas. Al parecer, las llamadas metodologías ágiles para los líderes funcionan mejor con equipos presentes en las oficinas, propiciando mayores instancias de creatividad, discusión y concentración. El trabajo remoto será una alternativa, pero bajo la modalidad híbrida que ya anunciaron repetidas veces las compañías.
Y el segundo interrogante que nos adelanta el futuro es cómo responderemos ante la inminente llegada de la variante delta a nuestro país. ¿Las empresas obligarán a sus trabajadores a vacunarse? ¿Qué hará el estado con los empleados públicos? ¿Cuál sería el impacto político de estas medidas? Estas preguntas por ahora no tienen respuesta en ningún buscador o red social y tampoco hay ciencia ficción que nos salve con alguna metáfora. Lo que sí sabemos es que habrá que actuar más rápido que nunca, antes de que la paradoja de los tiempos termine siendo como siempre, un error de tamaño incalculable.