Llegar al “club de las 100 carreras” en una categoría nacional no es cosa de todos los días, ni es sencillo alcanzar esa cifra, como tampoco lo es convertirse en protagonista. Pablo Ortega lo logró, en el Turismo Nacional. En la reciente prueba de Concepción del Uruguay recibió un reconocimiento por esto, una caricia al alma para un piloto que alguna vez fue subcampeón de la Clase 2 y que hoy, a los 29 años, es un claro animador de la categoría.
- ¿Qué recordás de la primera carrera en el TN?
- Fue en Salta, en septiembre 2008, con un Renault Clio del equipo Dellasantina. Recuerdo que fui un jueves a probar con mi hermano Bernardo. Y, apenas me senté al auto, noté que era todo muy distinto a lo que venía haciendo con el Fiat 128 con el que corría en el Zonal de Pista. Salí, aceleré y me asusté por cómo lo hacía. Luego de cinco vueltas, entré a boxes. ¡Estaba muerto por el dolor de cuello, de hombros! Mi primo, Daniel Romano, que había hecho alguna carrera en el TN, me dijo: “¡bancatelá!”. Yo en verdad pensé que iba a ser otra cosa. Pero bueno, salí adelante. Tuve que probar todo en carrera. De la prueba tengo pocos recuerdos, sí me acuerdo que, ya en la final, en la primera curva hice un trompo y me chocaron, así que tuve que abandonar.
- ¿Cómo tomaste en ese momento el paso que estabas dando?
- Tenía 17 años, estudiaba en la secundaria, en el colegio Sagrado Corazón. Y aunque era chico, ya lo tomaba bastante en serio a esto del automovilismo. Lo hacía en Salta, y con ganas. Lo más profesional que podía. Si pudiera volver el tiempo atrás, quizás hubiese hecho lo mío aún más profesional. El automovilismo me dio mucho, pero también me quitó cosas, como momentos de mi adolescencia, y otros con la familia.
- ¿Tan en serio te lo tomaste?
- Sí. Incluso a los 18 años proyecté unir lo laboral con el deporte. Pero no se pudo hacer. Mi papá me decía que sea profesional, pero yo quería ayudarlo en el trabajo. Quizás si le hubiese prestado atención con eso, sería distinto hoy.
- ¿Cómo seguiste con el TN?
- La de Salta fue una experiencia aislada. Recién en 2010, 2011, empecé a correr con más frecuencia. Algunas temporadas fueron completas, otras con carreras esporádicas.
- Si bien corriste en varias categorías, siempre volviste al TN. ¿Por qué?
- Por un tema costo-calidad. Esa fue mi elección. Es la categoría más barata -por así decirlo- de nivel nacional, y que ofrece satisfacción garantizada. Sí pensé en dar un salto, sobre todo cuando llegué al TC Mouras. Busqué, pero los costos me limitaron. En esos tiempos estaba bien con el tema presupuesto. Traté de hacer las dos categorías, pero eso se dio por tiempo limitado.
- ¿Qué es el TN para vos?
- Es mi categoría, mi identifico con ella. Conozco el auto, cómo se maneja, a los equipos, al motorista. Siento que uno se puede ir y volver, y no hay problemas. Es como mi casa.
- En 100 carreras tuviste varios buenos momentos. ¿Cuáles serían?
- Mi mejor momento fue en 2016, cuando peleé el campeonato. También en marzo de 2017, cuando gané en La Pampa en la última vuelta.
- ¿Qué recordás de ese triunfo?
- Ese fue un fin de semana complicado en lo personal. Estaba afectado por los problemas de salud de mi papá. A la hora de la carrera, a él lo estaban operando de los riñones, no pudo verme en vivo. Fue muy emotivo el momento, con Andrea, mi pareja, nos lloramos todo luego del podio, fue un momento único. No podía ni hablar en las notas. Aun se me hace un nudo en la garganta al recordar lo que pasó.
- ¿Algún momento bisagra de tus comienzos?
- Hay uno en especial. Llevaba dos años con el equipo Dellasantina, y nunca podía clasificar entre los 20 primeros. Me decían que tenía que aprender, hacía de todo y era siempre lo mismo. Papá me tranquilizaba. En una carrera les dije que me desvinculaba y que me iba con el equipo de “Gaby” Rodríguez. Papá se enojó, fue un escándalo. Le dijo que probaría en una carrera, si no me iba bien, volvía o dejaba. Fui a Córdoba, él del enojo ni me quiso acompañar. Pero ya en situación de carrera no aguantó y me llamó, me preguntó cómo estaba. “Cuarto”, le dije. Ahí nomás cortó, y se fue inmediatamente al autódromo para estar conmigo. Me demostró la confianza que me tenía.
- Si tuvieras la oportunidad, ¿qué cosas cambiarías de las carreras que hiciste en el TN?
- Hay muchas carreras que cambiaría. Por ejemplo, la de 2018 en Potrero de los Funes, cuando me chocó el segundo con el pace car en pista. Volvería y no haría la maniobra que hice para calentar neumáticos y de paso sacarles los restos que acumula por una pista sucia. El de detrás venía muy pegado, me chocó y me mandó contra la pared. Para peor, en esa carrera Juan, mi hermano, se pegó mal. Nunca vi el auto chocado, no sabía nada lo que le había pasado. Me dijeron cuando llegué feliz a boxes por mi “pole”. Me dijeron que estaba internado, me desesperé, quería verlo. Es así que la noche anterior a la carrera me quedé a acompañarlo, siendo que al otro día largaba primero.
- ¿Alguna otra situación en la que no la pasaste bien?
- El choque de Abdala de este año me dejó con bronca. También recuerdo una carrera de 2017 en Rosario, en la que me moví en la largada por una falla del embrague. La gané, pero me penalizaron.
- ¿El TN te dio amigos?
- Sí. Uno de ellos es Maximiliano Bestani. En el presente, viajo a las carreras con él y su gente. Nos conocíamos de antes, y las carreras nos unieron. Con el resto de los pilotos tenemos buena relación, pero no nos conocemos tanto por ser de otras provincias. Hoy puedo viajar a cualquier lado y, puedo tomar un café con cualquiera.
- ¿Qué se siente haber hecho 100 carreras en el TN y no haber corrido nunca con la categoría en Tucumán?
- Es un dolor. Me imagino lo que podría haber sido. Es una gran pena no tener un autódromo. Yo fui a él cuando era chico; con mi familia acompañábamos a papá. Hoy, cuando salgo a correr, paso por ahí y me da nostalgia.
- Que se corra en Las Termas ¿no es un paliativo a eso?
- El autódromo de Las Termas pasó a ser local para los pilotos tucumanos. Pero sigue siendo de otra provincia, como pasa con Salta. Me gusta correr en Las Termas, por la comodidad de estar cerca y con gente conocida. Cada fin de semana ahí es una fiesta, un motivo para estar con amigos, familiares y allegados. Eso sí, me falta ganar, pero pude salir segundo.
- ¿Por qué no diste el salto a la Clase 3?
- La realidad es que quiero salir campeón de la Clase 2, antes que pensar en la 3, en la que ya hice una carrera. Tranquilamente ya podría haber pasado. Pero me quedo por lo competitiva que es y por la enseñanza que me da la división menor.
- En estos años, ¿hubo algún rival con el que te mediste de manera directa?
- No tengo hoy un rival directo, la categoría tiene muchos pilotos que están adelante, los busco para tratar de llegarles. No me ensaño con alguien, porque no sirve de nada. Cuando me inicié, seguía a Facundo Chapur, veía cómo manejaba, qué hacía, me comparaba con él.
- ¿Qué debemos esperar de vos en el futuro?
- Quiero ganar más carreras. Este año me hace falta, por ejemplo, para pelear por el campeonato. Me falta poco, estoy cerca, tiene que darse el fin de semana perfecto. Con apoyo y buena energía se puede.