Por años, los argentinos hemos sido catalogados como malos perdedores. Cientos de partidos con los equipos brasileños (por citar una rivalidad) dan cuenta de eso. Los mismos partidos también dejan una etiqueta para los brasileños: son malos ganadores. Atribuirle toda la culpa de una derrota al árbitro y actuar en consecuencia es ser mal perdedor. Esperar a ganar para burlarse en la cara del que perdió es ser mal ganador. “Hay que saber perder”, aleccionábamos la mañana siguiente a una típica turbulenta noche de copa como la que se vivió el martes en Belo Horizonte. “Hay que saber ganar”, también decíamos. Las conclusiones después de la eliminación de Boca a manos de Atlético Mineiro, sin embargo, no pueden ser las mismas. O al menos no con esa intensidad. Lo más sano es hablarles a los árbitros o los miembros de la Conmebol: “hay que saber usar el VAR”.
¿Está mal relajar al rival después de ganar? Quizás sí. ¿Está mal ir a buscarlos al vestuario para tomar venganza? Sí. ¿Está mal que el presidente de un club arroje botellazos a los jugadores rivales? Sí. Todo eso está mal, nadie dice que no y no será pasado por alto, pero el análisis debe ir más allá. Boca convirtió un gol lícito en cada uno de los partidos de su serie y se los invalidaron. La bronca derivó en los incidentes en el vestuario y estos derivaron en el plantel “xeneize” en una comisaría. Una escalada de situaciones insólitas que la mala o conveniente aplicación del VAR originó.
Para colmo, luego de pasar horas demorados, el equipo deberá quedar aislado por siete días, a partir de su retorno ayer al país. Podrán entrenarse pero sin contacto con el exterior, en formato burbuja. Por ese motivo, pedirán la reprogramación del partido ante Banfield.
La escalada de ataques continuó durante todo el día con comunicados oficiales de ambos clubes, repartiendo culpas. “Hemos sido perjudicados de forma alevosa, interpretando de manera maliciosa e intencionada el VAR”, aseguró Jorge Amor Ameal.
Atlético Mineiro, sin ningún pudor deportivo, responsabilizó a Boca de todo lo sucedido y le pidió a la Conmebol sanciones fuertes.
Por más conveniente que sea para ellos, Boca es el más cercano en el pedido: “hay que saber usar el VAR”. El espíritu de la regla del offside es sancionar con infracción al que sacará ventaja de una posición adelantada. Esa posición no puede estar determinada por milímetros. Un dedo del pie no representa una ventaja. Acercarse al espíritu de esa regla nos acercará al menos a una buena utilización de la tecnología. Para usarla mejor o para restringirla al menos en ese rubro. De otra manera, no podremos dirimir la cuestión señalando únicamente malos ganadores, o perdedores.