Con el anuncio del retorno a las clases presenciales a partir del próximo lunes se renovó la incertidumbre de diferentes sectores que piensan en las consecuencias que eso podría traer. Para muchos padres de alumnos que se vieron afectados por la virtualidad el último año y medio, la vuelta a la presencialidad es una excelente noticia. Muchos profesores, por otro lado, opinan que aún no están dadas las condiciones para ese retorno y el miedo al virus se hace latente luego de ver a varios de sus compañeros morir a causa del coronavirus. Para dos infectólogas consultadas por LA GACETA, sin embargo, que las clases sean presenciales no representa un riesgo mayor al que vivimos día a día sin clases, siempre y cuando se respeten los protocolos establecidos que ya son conocidos: correcto uso del barbijo, ventilación cruzada, distanciamiento social, etcétera.
“Depende”, es la primera respuesta que se le ocurre a la infectóloga Adriana Bueno a la hora de pensar en si es posible volver a clases “normales” o no. “Lo que tiene que ser posible es el hecho de que las escuelas tengan disponible agua potable y baños en forma adecuada. Si podés garantizar las condiciones de saneamiento básico, fundamentalmente agua potable, jabón, toallas, y demás, entonces sí se puede volver a clases presenciales. La cosa es tener garantizado eso, quizás el temor que hay es que sabemos que el estado de las escuelas no era bueno previo al coronavirus. Por eso la respuesta es depende, depende de qué escuela, de las condiciones de esa escuela, y de la posibilidad de que los niños tengan las cosas de limpieza en orden”, señala.
Para Aída Torres, otra de las infectólogas consultadas por este diario, coincide con Bueno e indica que sí es posible la vuelta a clases presenciales, pero es esencial que se cumplan con los cuidados que indica el Ministerio de Salud.
Torres hace hincapié en dos factores fundamentales para llevar a cabo este tipo de reaperturas: el descenso del número de casos por la vacunación y el aprendizaje de los cuidados. “Se va viendo a través de los modelos de escuelas que abren en otras ciudades y se va copiando en la medida de lo posible según la proporción de contagios. Vamos aprendiendo, esto se aprende y todos estamos aprendiendo”, dice la profesional.
Otro de los temas que preocupa a algunos sectores no convencidos de que sea el momento adecuado de abrir la puerta de las escuelas es el distanciamiento de los niños. ¿Es posible que 30 o más chicos cumplan con la distancia requerida en un aula? “Depende”, dice Bueno. Y agrega: “todo depende de cuál sea la ventilación de las aulas. No hay una respuesta única, sino que hay respuestas acordes a cada escuela y a cada nivel”. E insiste en la importancia de garantizar el acceso a agua potable, jabón, toallas y, en definitiva, a una correcta higiene en los baños.
“El tema del distanciamiento y el espacio lo verán los maestros y directores. Si es una sala muy chica tendrán que dividirse las clases en menos niños. A mi criterio nunca son un problema las clases, siempre hay que buscarle la solución a los problemas de distanciamiento. El gran problema es dejar a los niños sin educación”, indica Torres.
Por último, también coincidieron sobre las posibilidades de que aumenten los casos una vez que vuelvan las clases presenciales: si se cumplen las condiciones sanitarias impuestas por el Ministerio de Salud entonces los casos no tendrían por qué aumentar desmedidamente. Aunque Bueno advierte: “si las condiciones de higiene no se garantizan la mesa va a estar servida para el virus”.