Ninguno muestra las cartas plenamente. Los principales referentes del Partido Justicialista han decidido jugar un partido de truco, mientras esperan que llegue el día de la verdad, el sábado 24, cuando deba elevarse a la Justicia Electoral con Competencia Electoral la lista de candidatos a diputados y a senadores nacionales que competirán en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En el medio de esta partida habrá muchas versiones; se lanzarán nombres sobre potenciales postulantes a una banca en el Congreso; también se mencionarán posicionamientos territoriales y hasta aparecerán “tapaditos” y probablemente sorpresas en las convocatorias. Esto sucederá tanto por el lado del espacio que encabeza el gobernador Juan Manzur como de Peronismo Verdadero, la corriente que lidera el vicegobernador Osvaldo Jaldo.
Por las dudas, el titular del Poder Ejecutivo ha dicho, en Concepción, que él será el jefe de campaña, como una manera de marcar la cancha al jaldismo y evitar una exposición plena de su compañero de fórmula en la batalla que se avecina. El presidente de la Legislatura, a su vez, había pedido mesura y bajar los decibeles hasta tanto aclare el panorama. No quiere hablar sobre una probable candidatura. Eso dependerá, primero, si no hay consenso en el armado de las nóminas de candidatos y, luego, de que el propio Manzur decida excluir a Peronismo Verdadero y se coloque como potencial postulante suplente al Senado. En este último caso, Jaldo sí está dispuesto a enfrentarlo, de ser necesario.
En los últimos días trascendió que algunos legisladores jaldistas viajaron a Buenos Aires, con el fin de tirar líneas para que algunos referentes nacionales convenzan al gobernador que una disputa interna no le hará bien al Frente de Todos. El argumento es claro: Juntos por el Cambio se rearmó y dará pelea colectiva al oficialismo. Jaldo, además, está buscando potenciar su imagen. Según trascendió, el vicegobernador ha tomado contacto con asesores de imagen, encuestadores y estrategas electorales para prepararse ante un eventual enfrentamiento con Manzur. “¿Si él tiene un equipo de campaña, por qué Osvaldo no puede contar con el propio?”, interrogó uno de sus allegados.
El titular de la Cámara tiene previsto asistir hoy a la tierra de Fernando Riera, Bella Vista, en un acto en el que presentará los lineamientos de su espacio. Mañana continuará en Trancas, territorio del vicegobernador.
En el manzurismo, a su vez, las miradas están puestas al 24. Del calendario electoral, ya expiró el tiempo para presentar alianzas, pero esas coaliciones pueden modificarse si se abre alguna que otra negociación. Mientras con un ojo siguen los pasos del jaldismo, la Casa de Gobierno no pierde de vista a Juntos por el Cambio, su rival directo en las elecciones del 14 de noviembre. Las especulaciones son de las más variadas. Particularmente se centran en la puja que el intendente Germán Alfaro mantendrá con los radicales y la reacción de éstos últimos ante la posibilidad de darle pelea en la Capital. Otro dato que ayer trascendió la política: hay referentes del sector privado que han sido tentados para sumarse a eventuales postulaciones, con el fin de captar el voto de los independientes, de los apáticos y de aquellos que no quieren ver los mismos nombres en las boletas del cuarto oscuro.
El manzurismo sigue interpretando que Jaldo ha tirado demasiado de la cuerda y que se ha expuesto demasiado frente a una posible contienda contra el aparato que encabeza el gobernador y que cuenta con la venia del presidente, Alberto Fernández y sus ministros. “La confrontación es inevitable”, señala uno de los colaboradores del mandatario. Otro, más moderado, cree que habrá tiempo para arreglar la situación y evitar una diáspora justicialista que implique una sangría de votos pensando más en el turno electoral de noviembre que en las PASO del 12 de septiembre. “El gobernador no ha dejado de ser tiempista y sigue relojeando al jaldismo y a sus aliados que aún están en contacto con él”, indica uno de los referentes del manzurismo.
Según esta corriente, Jaldo se anticipó demasiado al afirmar que ya luchará para llegar a la gobernación en 2023, dos años antes del recambio institucional.
Los días corren y falta poco más de una semana para saber, a ciencia cierta, si es que el Frente Justicialista de Todos se someterá a internas o si, definitivamente, sonará el teléfono rojo del poder central de esa coalición para acercar posiciones y evitar la división. Tucumán no debería ser una preocupación para el kirchnerismo. Por esa razón, Cristina Kirchner no ha dado señales acerca de la puja de peronistas en la provincia. Ella da por descontado que, en el distrito, el PJ retendrá las bancas y luchará por sumar otra. No hay otro resultado posible para la vicepresidenta.