En Tucumán, dos espacios de la oposición comenzaron a evidenciar tensiones en la disputa por llegar al Senado de la Nación a través del sello de Juntos por el Cambio (JxC).
Mañana se cumple el plazo para la inscripción ante la Justicia Nacional Electoral de los frentes que competirán en las PASO de septiembre para dirimir las candidaturas de cara a las generales de noviembre.
Y, mientras miran de reojo la interna entre manzuristas y jaldistas, los aliados al macrismo en esta provincia entraron en una etapa de definiciones.
Parece un hecho que la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido por la Justicia Social (PJS) competirán por separado. A ellos se sumarán otros espacios, e incluso es probable que en muchos casos haya dirigentes de un partido distribuidos en ambos armados. Pero la batalla de fondo en JxC será entre el diputado nacional José Cano y el intendente de la Capital, Germán Alfaro. Luego de las primarias, será inevitable analizar quién quedó fortalecido y quién magullado.
La relación entre el radical y el peronista lleva largos meses en el freezer. En las elecciones de 2015, de 2017 y de 2019, sus intereses habían confluido de tal manera que, al margen de algunas diferencias con relación a temas puntuales, habían logrado sellar un acuerdo para enfrentar al oficialismo. Ahora, por el contrario, Cano y Alfaro le apuntan al mismo objetivo: llegar a la Cámara Alta para posicionarse con miras a 2023.
Descartado el acuerdo con el bussismo, buena parte de la interna se definirá a partir de lo que resuelvan los radicales Roberto Sánchez (Concepción) y Mariano Campero (Yerba Buena). El sábado a la tarde, los intendentes publicaron una foto en sus redes anunciando que habían decidido conformar una nómina de precandidatos, acompañados por el referente de Creo y presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga.
Una primera lectura de la imagen advierte que podría tratarse de una suerte de “pre-lanzamiento” de esta corriente de JxC. Después de todo, ni Cano ni Silvia Elías de Pérez fueron retratados en esa ocasión.
En ese sentido, la posibilidad de un radicalismo dividido seguramente generará entusiasmo en la sede de 9 de Julio y Lavalle. En especial, porque Alfaro se ocupó de sumar a su estructura a “correligionarios” de las tres secciones electorales: los Romano Norri por la Capital, Sebastián Salazar y Luis González por el Este, y Raúl Albarracín por el Oeste.
De todos modos, en la UCR todavía no descartan que pueda darse una “unidad”. De hecho, ayer a la noche –luego del cierre de esta columna- estaba prevista una cena entre Cano, Elías de Pérez, Sánchez y Campero.
Del lado de los legisladores nacionales son optimistas con respecto a sellar un acuerdo que evite la fragmentación. Incluso, Cano expresó esta postura ayer mediante un comunicado. “Es momento de ir juntos”, sostuvo.
En el espacio de los intendentes, si bien se mostraron dispuestos al diálogo, no fueron concluyentes. “El 24 (de julio, cuando se oficializan los candidatos), se verá si hay una lista, dos listas, tres listas o 10 listas (en Juntos por el Cambio). Sí podemos decir que nosotros hemos decidido ir a las PASO”, expresó ayer Sánchez a “Buen Día”, el noticiero matutino que se emite por LG Play.
Más allá de las negociaciones y de la voluntad de las partes, para que exista un acuerdo que evite la escisión de la UCR sería necesario que alguien “se baje”.
Mientras tanto, Alfaro sacudió el escenario político en la oposición al definir que el PJS competirá dentro de Juntos por el Cambio. Hasta hace dos semanas, todo hacía pensar que iba a lanzarse con una lista propia, por fuera de la alianza macrista.
Pero el intendente, además de asegurarse el apoyo de una “pata radical”, supo tejer una alianza con el PRO, a partir de la reunión que tuvo con el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Ahora, el jefe municipal busca seducir a referentes de otros espacios.
Ante este escenario, uno de los principales interrogantes gira en torno a cómo será la interna entre Cano y Alfaro.
De uno y de otro armado afirman que las diferencias son netamente políticas. Es decir, no se trata de una pelea personal (como puede llegar a suceder en este ámbito). Por lo bajo, las críticas que cruzan son bastante severas. Pero sería raro que el diputado y el intendente eleven el tono a los cuestionamientos. Son muchos los factores que propician una campaña más o menos pacífica entre ambos referentes de la oposición. El más importante, sin embargo, es que tarde o temprano pueden volver a cruzar sus caminos.
La discusión por los diputados
Pensando en las PASO, aparece un asunto clave por definir en Juntos por el Cambio: el sistema de conformación de las nóminas de candidatos.
La ley nacional 26.571, que regula las primarias en la Argentina, establece que las candidaturas a senadores -al igual que a parlamentarios del Mercosur por distritos regionales- “se elegirán por lista completa” y “a simple pluralidad de votos”. Así, el espacio de la oposición que más sufragios consiga en las PASO completará todos los casilleros en las boletas para la Cámara Alta.
La discusión radica en que, para el caso de los diputados nacionales -como también a parlamentario del Mercosur por distrito nacional-, la normativa vigente delega en las agrupaciones políticas y en los frentes la aplicación del sistema de distribución de cargos.
Están quienes consideran que debería aplicarse un reparto sobre la base del D’hondt (con piso mínimo de votos), un cálculo matemático que asigna los lugares (tanto el orden como la cantidad), según la proporción de los sufragios obtenidos por cada lista. Otra alternativa es el sistema Sáenz Peña, que otorga al armado ganador la mayoría de los casilleros que ofrecen la posibilidad de resultar electos.
Esta decisión no sólo tendrá impacto en el armado de las boletas de JxC. Por un lado, resulta seductora la idea de que quien se imponga en la votación se lleve un 70% de la nómina de candidatos (Sáenz Peña). Pero en la oposición saben que esta estrategia probablemente le reste caudal de votos en las generales a JxC, teniendo en cuenta que no todos los espacios quedarán representados o con expectativas de competir por una banca. La opción del D’hondt, por su parte, garantizaría que “nadie se quede en la casa”, aunque daría lugar a un final incierto en cuanto a la composición de las boletas. Mientras se definen estos asuntos, en cada corriente de JxC comenzó la carrera por anotarse en las nóminas. En estos 11 días arderán los teléfonos.