El tren está llegando

El tren está llegando

Esta noche, la Selección tiene la oportunidad de convertir los duros recuerdos en una anécdota.

LA QUINTA CHANCE. Desde que Messi juega la Copa América, nunca pudo ganarla; la última frustración, en 2019.

Si el tren suele ayudarnos para graficar lo que significa una oportunidad, la generación de Lionel Messi, Ángel Di María y Sergio Agüero debería estar alerta. Ya en la estación, con las valijas listas, los tickets en mano y la oreja parada ante cada anuncio de los altoparlantes para saber cuándo llega el suyo. La hora estipulada es el de las 21, y suele ser puntual. El propio Messi no estuvo siempre en ese andén, pero desde hace 28 años el mismo tren pasa para Argentina, y ni él ni sus “ancestros” pudieron subirse. Hablamos de la oportunidad de ganar un título con la Selección mayor. La oportunidad de dejar atrás tantos malos momentos que quizás es necesario repasarlos para terminar de dejarlos atrás. Al menos los que vivieron “Leo” y los suyos.

2006, el cambio que no fue. El Mundial de Alemania fue el primero de Messi. El equipo de José Pekerman se apoyaba fundamentalmente en Juan Román Riquelme, pero la mayor aparición futbolística del siglo XXI, aún con menos de 20 años, era el cambio que todo entrenador necesitaba desde el banco. La eliminación en cuartos ante el local fue el primer tropiezo del rosarino en la selección, pero no sólo por la derrota sino porque lo miró desde afuera. Jamás ingresó. Pekerman explicaría luego que el cambio que tuvo que hacer por Roberto Abbondanzieri le trastocó los planes, pero aún así no se entendió.

Copa América 2007: la primera final perdida. El baile de Brasil en Venezuela al equipo de Alfio Basile, que sí confió en Messi. Este poco pudo hacer.

Sudáfrica 2010: El 0-4 ante Alemania (otra vez) en los cuartos de final no solo dolió por lo categórico sino porque era la chance de aunar la gloria de Diego Maradona (era el entrenador) y Messi.

Copa América 2011. La ilusión de ganar en casa se transformó en una manera más dolorosa de perder. Eliminados tempranamente ante Uruguay en Santa Fe.

Brasil 2014. La chance desperdiciada por Gonzalo Higuaín al comienzo, su gol gritado, pero anulado y un primer tiempo casi perfecto. El tiempo suplementario, la decisión errada de Rodrigo Palacio y la correcta de Mario Götze. La mirada seria y curiosa de Messi a la Copa del Mundo cuando subió a recibir la medalla dorada es una foto que no podemos dejar de ver ni nos deja de doler. Di María, hoy presente en el plantel y con la chance de revancha también, arrastraba una lesión y no jugó la final por las presiones que ejerció Real Madrid.

Copa América 2015. La primera frustración ante Chile. Otro gol de Higuaín que no fue y un penal a las nubes. Otra vez una final, otra vez una derrota.

Copa América Centenario 2016. Otro mano a mano desperdiciado por Higuaín, esta vez es Messi el que manda el penal a las nubes. “Es increíble, pero no se me da”, dijo tras otra caída por penales en Estados Unidos. Incluso ensayó un retiro de la Selección. Por suerte, se retractaría luego. Eso sí: su llanto televisado es otra imagen que puede quedar atrás hoy.

Rusia 2018. El efecto Sampaoli, el gol ante Nigeria, el falso “9”, la improvisación total y una nueva frustración, esta vez en octavos. El último mundial de Javier Mascherano.

Copa América 2019. La última gran derrota. Fue en semifinales y ante su rival de hoy. También en Brasil. En el partido por el tercer puesto, Messi se fue expulsado.

La oportunidad de hoy no será la última, pero es ante Brasil, en Brasil (nada menos que en el Maracaná) y en una final. Una gran manera de dejar atrás todo estos recuerdos. No desaparecerán, pero harían lugar a un momento muy importante: el primer título con la Selección mayor de Lionel Messi. El tren está llegando.

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