Por Julio Marengo
09 Julio 2021
ESCULTURA. “La Libertad” de Lola Mora, fue restaurada y ocupa el mismo lugar central que antes, pero su entorno fue mejorado. la gaceta / fotos de analía jaramillo
El lunes 9 de diciembre de 2019 amaneció soleado y caluroso. Hasta ahí, nada nuevo para Tucumán, la ciudad donde el verano se encarniza todos los años. Sí había algo nuevo, en cambio, en el entorno de la plaza Independencia, el paseo principal: el corazón de la ciudad comenzaba a envolverse en un escudo de metal para dar inicio a las obras de remodelación. Si es cierto aquello de que en la ausencia se valora la presencia, los tucumanos pueden dar cátedra: desde ese momento, pasó un año y medio con la plaza bloqueada. Y se la extrañó.
En ese momento anunciaban obras por casi $ 200 millones: una puesta en valor integral, un diseño más moderno, nuevas caminerías, luminarias, bancos, infraestructura, veredas más anchas en todo el entorno, la restauración de La Libertad de Lola Mora, la puesta en marcha de la fuente. Comenzaron también los trastornos, las veredas rotas, las calles cortadas, polvo y ruido en el área más transitada de la capital.
ESCULTURA. "La Libertad" de Lola Mora, fue restaurada y ocupa el mismo lugar central que antes, pero si entorno fue mejorado. LA GACETA / FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO
Al parecer, la expectativa de los ciudadanos creció de manera exponencial al tiempo que pasaban sin su plaza. Se esperaban grandes cambios y sorpresas cuando se descorrieran los velos metálicos. Pero, llegado ese momento (a principios de esta semana), los tucumanos se quedaron con gusto a poco, a juzgar por las repercusiones en las redes sociales y por los comentarios en la calle. “Se hizo poco para el tiempo que duró la obra y para el dinero que se ha invertido”, es la frase que repiten los no convencidos. A otros, claro, les ha gustado el cambio.
“Siento que demoraron muchísimo y que hubo poco progreso. Sí se ve un cambio, algo más moderno, pero no es el gran cambio. Además, siento que no tuvieron ningún apuro en casi dos años y que se apuraron el último mes. Acá tuvimos toda clase de trastornos con las veredas rotas, sin tránsito vehicular, que la gente tenía que saltar para llegar hasta la entrada del edificio”, enumera Noemí (no quiso divulgar su apellido), una vecina que vive en el edificio de enfrente de la plaza, por la 25 de Mayo, y cuyo balcón tiene una vista privilegiada del paseo.
RESTAURADA. La fuente también fue puesta en valor y restaurada.
“Yo la veo mucho más moderna y funcional. Desde el lunes la voy a transitar, todavía no lo hice. Antes parecía un lugar inseguro, vivo a una cuadra y media y siempre pasaba por ahí. Ahora la veo con más amplitud, dan ganas de aprovechar el espacio. Antes estaba llena de recovecos y zonas oscuras que la hacían peligrosa”, describe, en sentido opuesto, Agostina Chaia.
“Un nuevo concepto urbanístico”
En la Municipalidad ha sorprendido el volumen de las opiniones en contra de la plaza, pero defienden la intervención y confían en el cambio que va a generar en toda la zona. “Antes que nada, se trata de un cambio de concepto urbanístico. Lo que buscamos es un cambio en cómo se relacionan los vecinos con la ciudad, dando más comodidad al peatón, con veredas más anchas, espacios más despejados y cómodos para el que camina. En el pasado se quería alentar el uso del vehículo en estas nueve manzanas fundacionales; hoy lo que necesitamos es dar prioridad al peatón, ordenar el tránsito y conseguir una ciudad menos estresante”, explicó Alfredo Toscano, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad.
ILUMINACIÓN. Las tradicionales farolas conviven con luminarias led.
Según su evaluación, esos cambios ya comenzaron a notarse con las semipeatonales recientemente inauguradas. “Ya no tenemos los nudos en el tránsito, los bocinazos, la tensión permanente en la city bancaria. Queremos que esta zona sea verdaderamente un paseo”, destacó.
El funcionario admitió que hubo más demoras que lo esperado, pero que tuvo relación con la pandemia de coronavirus: “tuvimos etapas con personal que tuvo que estar aislado, demoras en la entrega de materiales y toda clase de dificultades que se sufrieron en todos los ámbitos”, explicó.
NUEVOS BANCOS. Ahora los bancos son de hierro y tablillas de madera. LA GACETA / FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO
La accesibilidad también fue una de las premisas para el nuevo diseño de la plaza, que recupera el trazado de mediados de 1800, cuando pasó de ser la Plaza de Armas a un paseo público. “Tenemos ahora una plaza clara a la vista, sin sectores oscuros, sin esas lomadas que interrumpían la visual, un paisaje más limpio donde todo es visible. Había escalones y desniveles que impedían que una persona en silla de ruedas se desplace libremente, por ejemplo. Hemos incorporado baldosas podotáctiles, que orientan a las personas con disminución visual. Todo eso es modernizar y favorecer el servicio, la gastronomía, la hotelería de la zona”, apuntó.
Lo nuevo que vas a ver
- 70.000 personas por día recorren la plaza Independencia, según los datos que aporta la Municipalidad. Eso motivó a cambiar las baldosas por un solado de pórfido (un tipo de piedra) más resistente al tránsito y a la maquinaria que eventualmente ingresa a la plaza.
- Por debajo de la plaza se reemplazó y amplió la red de servicios (cloacas, gas, electricidad).
- Los bancos de cemento se reemplazaron por 184 bancos nuevos con estructura de hierro y asientos de madera.
- Se sumaron 315 luminarias led, en nuevas columnas que conviven con las tradicionales farolas.
- La obra insumió una inversión de aproximadamente $ 300 millones, según datos de la Municipalidad, y se afrontó con un crédito no reintegrable del BID.
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