Llegó a San Martín en la previa del mini torneo que terminó definiendo los últimos dos ascensos a la máxima categoría. En aquel momento, Lucas Cano arribó con la misión de aportar gritos que hicieran olvidar nada más y nada menos que a Luciano Pons, que ya había emigrado a Banfield.
No fue nada sencillo para él. En poco tiempo, en medio de un desgaste propio de un club que había librado una batalla contra la AFA y con todas las urgencias que la situación suponía, insertarse en un equipo que nunca encontró la vía de escape al problema, fue cuesta arriba.
En aquel torneo, durante los ocho partidos que disputó San Martín, sólo sumó 92 minutos repartidos en cuatro juegos (Tigre, Atlético de Rafaela, Gimnasia y Esgrima de Mendoza y Atlanta), en los que siempre ingresó desde el banco de suplentes.
El inicio de la presente temporada también fue cuesta arriba. Durante las primeras ocho fechas ingresó como relevo en los partidos ante Alvarado, Estudiantes de Caseros, Atlanta y Chacarita, totalizando tan sólo 75 minutos.
“Está cada vez mejor”, había asegurado Pablo De Muner a poco de haber tomado el timón del barco “santo”. A partir de ahí Cano comenzó a andar bien en los entrenamientos y fue opción palpable en los juegos. De las siguientes seis jornadas, tuvo participación en cuatro y tuvo su momento cumbre en los últimos dos partidos de San Martín.
Contra Deportivo Maipú saltó a la cancha en el minuto 65, en remplazo de Matías Ballini y en una de las primeras pelotas que tocó, destrabó un partido que hasta ese momento había sido muy complicado.
El lunes, en Carlos Casares, ingresó un rato antes. Iban 57 minutos de partido cuando Juan Imbert sufrió un esguince de tobillo y le dejó su lugar. Moviéndose por derecha, por izquierda y hasta como segundo punta, arrancando uno metros atrás de Marcelo Estigarribia, hizo un aporte clave para que el “Santo” pudiera festejar en un reducto en el que hasta acá nadie había podido festejar en lo que va del campeonato.
Parado de punta, Lucas recibió una pelota tras la buena presión de Daniel González y no dudó un segundo: remate seco, bajo, esquinado sobre el segundo palo y festejo alocado.
“Estoy feliz”. La declaración escueta y contundente en el mano a mano con LG Deportiva, dejó en claro el sentimiento que le produjo volver a sentirse importante.
Desde su salida de Chacarita, en donde había sido uno de los hombres más determinantes para el “Funebrero” en la extinta temporada 2019/20, no había podido recuperar su mejor versión.
A él, como al equipo, la llegada de De Muner le dio frescura, confianza y le inyectó una buena dosis de optimismo. “Estamos muy bien como grupo. Esto es un paso a paso; el que entra lo hace muy bien. El tema de la titularidad lo decide el técnico y cuando me toque entrar trataré de dar lo máximo como lo estoy haciendo ahora”, confesó, antes de aclarar que no le pesa la necesidad de todo futbolista de jugar de movida. “La ansiedad por ser suplente siempre está, uno quiere jugar la mayor cantidad de minutos, pero es un equipo. Estoy contento por el grupo”.
Quilmes aparece como una nueva prueba para el equipo y él pretende extender la buena racha. “Hay que seguir así. Venimos bien y debemos ratificarlo”, concluyó. (Con producción periodística de Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva).
Descartado
La resonancia que le realizaron a Juan Imbert confirmó que padece un fuerte esguince de tobillo. El volante será baja contra Quilmes y en el club esperan recuperarlo de cara al juego ante Tigre.
Sigue la búsqueda
Pablo De Muner y los dirigentes están tratando de conseguir un reemplazante para Gonzalo Rodríguez, que dejó el club. La idea es sumarlo cuánto antes. Si lo logran, el “Santo” se retiraría del mercado de pases.