Si ya tenías otro plan para este sábado a la noche, todavía estás a tiempo de cancelarlo. O al menos de asegurarte de que haya algún televisor cerca: una final de Copa América entre Argentina y Brasil no se puede desaprovechar bajo ningún concepto, menos cuando se juega en Brasil y menos que menos cuando la Selección tiene entre sus cartas un 10 como Lionel Messi y un 1 como Emiliano Martínez. ¡Qué abuso lo de “Dibu” contra Colombia! Si ya venía siendo una de las figuras de Argentina en la Copa, con lo de anoche terminó de meterse a todo el país en el bolsillo. Porque hay que ser sinceros: al margen de la gracia que nos den los chistes sobre la “Scaloneta” que no pierde hace 19 partidos y de que ninguno de sus triunfos en esta Copa fue inmerecido, la Selección hoy está donde está en buena parte gracias a la seguridad que ha mostrado el enorme arquero de Aston Villa.
Precisamente, ese garantía es la que ayudó a maquillar las imperfecciones defensivas que viene mostrando el equipo de Scaloni y que constituyen su defecto más notable. Otra vez, como en todos los partidos que disputó en este 2021, la Selección comenzó prometiendo el cielo y las estrellas, y luego se fue deshilachando y metiéndose atrás, donde justamente no está su fuerte. Ojo, que tampoco es cuestión de quitarle mérito al rival: otra vez, como en las Eliminatorias, Colombia se recuperó rápido de una ráfaga tempranera. Al cabezazo de Lautaro Martínez que se fue por nada luego de un jugadón de Messi, le siguió el gran pase al área de Giovani Lo Celso para “Lio”, que controló bien y la cedió para el golazo de Lautaro. Hubiera sido una noche perfecta para el goleador de la era Scaloni de no ser por el gol que le sirvió Di María (otra vez entró imparable) y que se perdió de manera increíble. El gooouuuhhh más insólito de la Copa. Habrá que prestar atención a esas intermitencias que hacen de esta Selección un equipo vulnerable a contragolpes veloces como los que es capaz de articular Colombia (inmenso lo de Luis Díaz, sólo él podía marcarle a “Dibu”), pero sobre todo Brasil. Ahí está el asunto: mucho más calibrado tendrá que estar el trabajo de relevos y cobertura de espacios en la defensa argentina para evitar los estiletazos de Neymar para Richarlison, Paquetá o quien sea que lo acompañe en el ataque.
Pero eso ya se verá el sábado a la noche en la final en el Maracaná. Por lo pronto, Argentina ya se ganado el derecho a jugarla y la certeza de que, cualquiera sea el resultado, se ha ganado un arquerazo.