Luces, ruidos, falta de espacio. Hay muchas situaciones que dificultan que personas con distintas condiciones psicológicas puedan encontrar espacios para entretenerse, pero afortunadamente hay tucumanos que ya trabajan para revertir esa situación.
El psicólogo Atilio Boggiato, miembro del Observatorio Sobre Políticas del Autismo - Antena Tucumán, junto con la municipalidad capitalina, impulsa la iniciativa “Cine distendido”, que proyectará “La Pantera Rosa” hoy a las 18 en el teatro municipal Rosita Ávila.
“Trabajamos desde 2019, cuando hicimos la primera función piloto; la segunda la teníamos prevista para 2020, pero por la pandemia no la pudimos concretar. Ahora tenemos todo listo para ofrecer el evento”, explica y anticipa que, a través de un proyecto de ordenanza, presentado por el concejal Agustín Romano Norri, esperan que la iniciativa se extienda a cines de toda la ciudad.
El programa ofrece dos actividades en simultáneo: la película y una serie de actividades en paralelo para las personas que necesiten salir de la función para despejarse. Para ello, los espectadores tendrán a su disposición el acompañamiento terapéutico de dos equipos interdisciplinarios que los asistirán tanto dentro como fuera de la sala.
La invitación es para niños y jovenes que, por la propia condición de su diagnóstico -autismo, déficit de atención con hiperactividad, por ejemplo-, no pueden ir a una función de cine comercial. “Ellos necesitan un entorno adaptado para disfrutar del cine. En general ocurre que muchos chicos crecen sin la posibilidad de disfrutar de esta experiencia y el problema se extiende a nivel familiar porque también dejan de ir, entonces esta es una forma de incluirlos”, cuenta.
“Hay espacio para moverse y caminar porque se dejan las luces parcialmente prendidas, también se puede salir de la función si se necesita tomar aire y está permitido hablar”, describe.
La propuesta no sólo promete entretenimiento, sino que también tiene la intención de poner en práctica y fortalecer destrezas sociales de los asistentes.
“Queremos que las familias tengan un espacio distendido de encuentro con sus hijos y con otras personas, en el que primen, sobre todo, el respeto y tolerancia entre todos los asistentes”, expresa. Es más que una actividad cultural, también tiene un costado terapéutico: “pensemos que cuando fuimos por primera vez al cine, nuestros padres nos tuvieron que dar ciertas pautas de comportamiento. Todo eso se da en el marco de un proceso, por eso queremos colaborar para que estas personas también puedan hacerlo”, señala.
Llevar a cabo un proyecto de estas características requiere de un poco más de esfuerzo del convencional, pero que sin duda vale la pena. “Primero hay que trabajar con la película que se va a proyectar; nosotros la editamos y equilibramos las luces y los sonidos para que no haya tantos cambios tan bruscos que puedan afectar al espectador”, indica el profesional.
“Hoy no existen espacios así y hay que tener en cuenta que desde que la familia sale de su casa y llega al cine se encuentra con muchas dificultades; por eso es muy importante generar lugares de encuentro adaptados para todos”, expresa y celebra la posibilidad de brindar una nueva alternativa.
Los interesados en concurrir pueden inscribirse aquí.
(Producción periodística: Guadalupe Pereyra)