Norman Bates (“Psicosis”), Hannibal Lecter (“El silencio de los inocentes”) y Dexter Morgan (“Dexter”) son algunos de los ficticios e icónicos asesinos seriales que marcaron la historia del cine y la televisión. Sus huellas fueron impresas por sus particulares personalidades y macabros crímenes, que provocan terror y fascinación en partes iguales.
Una nota de la agencia Télam hace una selección de los máximos exponentes en el rubro, que incluye otros títulos del género “biopic” que llevaron a la pantalla estremecedores casos reales, en especial desde los Estados Unidos, el país donde más se registra este tipo de asesinatos.
En ese sentido, vale mencionar “Monster” (2003), la película por la que Charlize Theron obtuvo un Oscar, así como la personificación del infame femicida Ted Bundy realizada por Zac Efron en “Ted Bundy: Durmiendo con el enemigo” (2019).
Por el lado de las series, se destaca “Mindhunter” (2017-2019), creación de David Fincher que sigue los germinales trabajos en el FBI sobre asesinos seriales en los ‘70 y que muestra a criminales como Ed Kemper, David Berkowitz o Charles Manson.
Pero la tendencia a ficcionalizar a asesinos seriales y múltiples es lo que quizás dejó una huella más profunda en las culturas populares alrededor del mundo, empezando por “El vampiro negro”, la cinta que el legendario cineasta austríaco Fritz Lang dirigió en 1931.
Mucho antes de que distintos estudios forenses permitieran comprender mejor las mentes criminales, Lang se basó en el caso real de Peter Kürten, un asesino serial de niños de la ciudad alemana de Düsseldorf, quien, según él mismo admitió, actuaba motivado por el “placer sexual” que obtenía al beber la sangre de sus víctimas.
En décadas posteriores aparecieron otras obras, como “La noche del cazador” (1955), de Charles Laughton, con Robert Mitchum en el rol de un falso sacerdote que desata una cacería para robar una codiciada suma de dinero; o la emblemática “Psicosis” (1960), del maestro del suspenso Alfred Hitchcock.
En la cinta -que tuvo sus sucesoras tanto en el cine como en la TV, Anthony Perkins dio vida al tímido pero letal Norman Bates, el dueño de un motel con una complejísima relación psicológica con su fallecida madre. Está basado libremente en Ed Gein, otro siniestro asesino serial de la vida real que también inspiró al terrorífico Leatherface de “La masacre de Texas” (1974), de Tobe Hooper.
Un año antes, en 1973, Vincent Price en “El mercader de la muerte” descargaba su ira sobre los críticos de teatro que lo humillaron mediante la imitación de las escenas de asesinatos de las obras de William Shakespeare.
Más tarde, en 1986 y de la mano del cineasta Michael Mann, se trasladó por primera vez al cine al famoso Hannibal Lecter, creado por el novelista Thomas Harris, en “Cazador de hombres”, donde el personaje fue interpretado por el escocés Brian Cox.
Sin embargo, el doctor Lecter pasaría realmente a la historia con “El silencio de los inocentes” (1991), realizada por Jonathan Demme, que arrasó con los Oscar y, gracias a la descomunal actuación de Anthony Hopkins, inmortalizó definitivamente a su sangrienta figura.
El filme de Demme dio paso a una precuela, una secuela y a la serie televisiva “Hannibal”, emitida entre 2013 y 2015.
Luego llegaría la impactante “Seven: pecados capitales”, de David Fincher, donde Kevin Spacey era un homicida múltiple perseguido por la dupla de detectives encarnada por Brad Pitt y Morgan Freeman.
En tanto, “Psicópata americano”, de Mary Harron, llegó en 2000 para darle un giro tanto a la narrativa como a la perspectiva de la temática.
En el apartado televisivo, seis años más tarde irrumpiría “Dexter”, la exitosa serie de Amazon Prime encabezada por el actor Michael C. Hall como el peculiar antihéroe del título, un forense de la Policía de Miami que oculta una segunda vida como un asesino que satisface su deseo dando caza a criminales.
En un tono de humor negro, la serie “Killing Eve” (HBO Max) es otro de los sucesos recientes.