La perra Wanda, una sabuesa de la Policía especializada en la búsqueda de personas, olfateó una prenda de Rocío Milagros Rojas (4 años) y salió disparada. El can recorrió el asentamiento La Chabela, donde vivía la pequeña hasta su desaparición y desembocó en un acequia que delimita la zona sur del barrio.
Seguida por los uniformados y por uno de los equipos periodísticos enviados por LA GACETA ante la gravedad del caso, la perra se adentró en el acueducto, que no traía agua y que 500 metros más adelante llega hasta la ruta 341. En el trayecto de piedemonte, donde proliferan las alimañas, yacía una serpiente muerta.
La Policía afectó a 200 uniformados en el rastrillaje que se llevó a cabo por toda la 341 hasta El Siambón, y por los alrededores de Lules y La Reducción.
El rastro de olor llevó a Wanda hasta el acceso a una finca donde se planta frutillas. El can y la cuadrilla de 15 efectivos que la seguían ingresaron al predio cerca de las 10 y no salieron hasta pasado el medio día.
En ese momento El Ministerio Público Fiscal recibió el dato por parte de un familiar de la niña, que habría confesado que a la pequeña la mataron y enterraron en un lote del asentamiento San Ramón, en La Reducción.
El Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) acudió a ese lugar junto al auxiliar fiscal Fernando Isa con equipos de excavación. También estuvieron los Bomberos y el personal policial guiado por el jefe de Investigaciones Jorge Dib y por el comisario de Lules, José Díaz. Otra cuadrilla que recorría los márgenes del río Colorado encontró unos restos óseos que serán peritados para determinar si corresponden con la niña.