Sí, se trata de una situación transitoria que seguramente se resolverá en los próximos días, pero así y todo resulta difícil resistir la tentación de remarcar que hoy, jueves 1 de julio de 2021, Lionel Messi no tiene club. No le pertenece a Barcelona ni a nadie. Es libre, como el sol cuando amanece. Y si bien es un estado para nada extraño en la carrera de un futbolista (si hasta una leyenda como Sergio Ramos hoy tampoco tiene club), en el caso de Messi resulta difícil de creer por su fuerte identificación con Barcelona, que desde su debut con el primer equipo en 2004 lo ha visto convertirse en la máxima figura de su historia y adueñarse de casi todos sus récords, con marcas tan extraordinarias que quizás ninguno de nosotros llegue a ver batidas. Pasaron casi 7.500 días, más de 20 años, desde la última vez que entre “Leo” y el club catalán no existía un vínculo contractual. Fue el 8 de enero de 2001 el día en que, acompañado por su papá, Jorge Messi, el joven talento rosarino se comprometió de manera simbólica ante los dirigentes de Barcelona estampando su firma en una servilleta.
Por muy curiosa que resulte, la situación de Messi como agente libre va más allá de lo simbólico. Por ejemplo, el seguro que tiene contratado Barcelona no lo cubrirá si se lesiona el sábado jugando contra Ecuador. Tampoco puede haber imágenes de Lionel en las campañas publicitarias de la próxima temporada. Por eso mismo, aunque se espera que todo llegue a buen puerto, algunos sponsors del club no quieren acordar nada hasta no ver la firma del jugador, por si las moscas. Barcelona no vale lo mismo con “Leo” que sin él.
La buena relación con la familia Messi fue el principal argumento de Joan Laporta para retomar la presidencia del club tras la salida de Josep María Bartomeu, eyectado por el clamor popular tras el recordado episodio del burofax. Se dice que, si bien todavía no se ha alcanzado un acuerdo, las tratativas por la continuidad del capitán van encaminadas. Faltan resolver algunos detalles económicos, ya que la situación financiera del club no es la mejor después de la desastrosa administración de la gestión anterior, y además cualquier oferta debe encuadrarse dentro de los límites del fair play financiero. No es fácil, teniendo en cuenta que el salario anual de Messi actualmente ronda los 60 millones de euros. En principio, la propuesta de Barcelona es un contrato hasta junio de 2023.
Sin embargo, al parecer la traba principal no viene por lo económico, sino por lo deportivo Con ganar plata no le alcanza a Messi: también quiere ganar títulos. Y para eso, Barcelona debe armar un plantel competitivo, con refuerzos de calibre. La llegada de Sergio Agüero puede ayudar a convencer al 10, pero hacen falta más nombres para aspirar seriamente a pelear la Champions. Ni Barcelona ni Messi pueden permitirse otra temporada como la última, con apenas un título (Copa del Rey). Otros motivo para quedarse es el afecto hacia un club y hacia una ciudad que siempre lo trataron como un rey, y a los que su familia está acostumbrada.
También tiene motivos para irse, claro. Clubes como Manchester City o PSG podrían ofrecerle mejor contrato y perspectivas deportivas que este Barcelona, con el que además ya lo ha ganado absolutamente todo. Quizás sea hora de hacer como Cristiano y darle nuevos aires a su ambición.