En el juicio por el crimen de Gonzalo Risso (20 años) llegaba a su etapa final. “Somos inocentes de lo que se nos acusa. Llegué al último, cuando el cuerpo ya estaba tirado”, aseguró Esteban “Nico” Andrada (27), uno de los acusados. Su hermano, Jonathan “Jony” (25) agregó: “sí estuve, pero no hice nada de lo que dijeron aquí. Hasta me propusieron que me hiciera cargo del crimen para que vayamos a un juicio abreviado y así no le pase nada a mi otro hermano. Queríamos llegar al debate para demostrar nuestra inocencia”. Pero el tribunal no creyó en sus palabras y los condenó a prisión pepetua.
Según la acusación fiscal realizada por el auxiliar José Fernando Isa, supervisado primero por la ex fiscala Adriana Gianonni y después por Ignacio López Bustos, “Nico” se presentó en la seccional 9° para denunciar que le habían robado la moto, pero que él se encargaría de recuperarla porque conocía al autor del hecho.
A las 21, en el barrio San Miguel, Risso fue sorprendido por los Andrada. Una vez que estuvo en el suelo, lo ataron para golpearlo junto a una turba de vecinos. Luego, uno de los acusados fue hasta su domicilio a buscar un arma y se la entregó al otro que le disparó en la rodilla y en la espalda. Aún con vida, lo ataron y lo arrastraron con una motocicleta por toda la cuadra y lo dejaron abandonado en el lugar donde lo encontraron sin vida.
“Le hicieron un montón de herejías. Una moto no vale la vida de nadie. Más allá de las cosas espantosas que le hicieron, en el lugar estaba la madre de estos chicos: ¿por qué no hizo nada para detenerlos?”, se preguntó Analía Risso, la madre de la víctima.
El tribunal, integrado por Federico Moeykens, Judith Solórzano y Eduardo González avaló la teoría de los representantes del Ministerio Público Fiscal y consideró que los acusados, aprovechando el estado de indenfesión de Risso, le provocaron un daño y dolor innecesario. Y dieron un ejemplo: “cuando estaba agonizante en el suelo, les pidió que le dieran un vaso de agua, pero le tiraron tierra en la boca”. Terminaron condenando a ambos a prisión perpetua. Nunca antes se había aplicado esta pena a mayores con el nuevo código.
Los jueces, a través del fallo, expresaron: “No puede este Tribunal dejar de pronunciarse sobre la necesaria e insoslayable distinción entre justicia y venganza privada. El derecho nace a la vida social a partir de la expropiación a los particulares de la venganza privada, debiendo distinguirse esta ultima de la justicia que imparte un juez imparcial y objetivo a efectos de garantizar el equilibrio, la razonabilidad y la proporcionalidad de la respuesta legal, siendo inaceptable en un estado de derecho el ejercicio de la erróneamente llamada justicia por mano propia”, señalaron.
El defensor de los condenados, Javier Lobo Aragón, cuestionó la sentencia. “Quisieron dar un mensaje a la sociedad con dos jóvenes trabajadores que habían sufrido el robo de una moto. No me parece justo el fallo. Fue excesivo y vamos a impugnarlo”, adelantó el profesional.