Desde que Pablo De Muner asumió como DT, San Martín viene mostrando un crecimiento sostenido. A partir de su llegada, sumó 14 puntos sobre 18 posibles y se metió en la conversación por los puestos de privilegio de la zona A de la Primera Nacional.
Pero al margen de las estadísticas, el “Santo” luce otra cara. Se transformó en un equipo corto, compacto, intenso, agresivo y que conoce bien cada libreto y el momento en el que debe llevarlo a cabo.
San Martín propone juego en todas las canchas. De local y visitante asume el protagonismo desde el primer minuto. Comienza los juegos con todo, presiona alto, hace de la tenencia un culto y así logra ponerse en ventaja. Pero en los juegos contra Belgrano, Gimnasia de Mendoza, Estudiantes de Río Cuarto y Temperley, la enorme supremacía que consiguió durante los primeros tiempos cayó durante los complementos.
“Eso debemos mejorar”, sentenció De Muner luego de la victoria ante el “Gasolero”. Y así, los últimos entrenamientos se centraron en cómo sostener en el tiempo todo lo bueno que el “Santo” esboza en los inicios de partidos.
“No es que el equipo lo esté haciendo mal. De hecho, los rivales prácticamente no nos generan situaciones de peligro y eso es algo muy valorable. Pero yo pienso que siempre debemos mejorar; que lo hoy se hizo bien, mañana se puede hacer muy bien; y así”, explicó el entrenador.
La tenencia, la presión alta, el ataque con mucha gente y la generación de numerosas situaciones de gol es algo que el equipo no logra sostener durante los complementos.
En esos lapsos, le cede el protagonismo a sus oponentes, se repliega e intenta apostar más al contragolpe.
No se trata de una merma física. De hecho, los GPS que utilizan los jugadores durante los partidos, demuestran que el esfuerzo durante los segundos tiempos muchas veces es bastante mayor que durante las primeras etapas. Pero cantidad no es calidad. Y eso está más que claro cuando se analiza el nivel del equipo en los cierres de partidos.
Los futbolistas muchas veces corren más, pero lo hacen tratando de quitarle el balón a su rival. Más allá de eso, el equipo viene mostrando una buena solidez. En los últimos cinco partidos, sólo Estudiantes de Río Cuarto logró convertirle un gol.
“Las dos maneras de defenderse están bien. Pero tenemos que aprender a tener más la pelota; a defendernos con tenencia. El desgaste inicial se siente y muchas veces le damos la pelota al rival por ese motivo. Pero claro que queremos mejorar en ese sentido; estamos ensayando en eso. Hay que tener más la pelota, manejar el juego siempre y atacar cuando veamos una oportunidad clara. Eso es clave para terminar los partidos más tranquilos; o cuando el rival se repliega y te achica los espacios sobre su arco”, sentencia el entrenador.
Por más que el equipo viene en alza y los resultados respaldan todo lo bueno que hizo en los últimos partidos, mejorar la producción en los segundos tiempos es el objetivo número “1” en La Ciudadela por estas horas. Conseguirlo, es clave para que pueda transformarse en un equipo con todas las letras.