Desesperada pidió contar su historia. La profesora de inglés Florencia relató cómo se sentía acosada por un alumno y se quejó porque la causa fue archivada en la Justicia. El dramático caso dejó al descubierto dos duras realidades: la angustia de las víctimas de acoso que no consiguen librarse de sus hostigadores y, por otro lado, que al no estar previsto como un delito, la Justicia no tiene una herramienta para brindar una solución.
“Tuve una sola clase online con él. Sólo tenía mi WhatsApp, pero esta persona al otro día se presentó en mi edificio y me escribió pidiéndome el piso para dejarme un material con el que habíamos trabajado. Me asusté, porque nunca le había dado mi dirección. Le dije que no iba a seguir atendiéndolo y empezó a llamarme hasta de tres números distintos insistiendo. Me mandaba constantes mensajes para que lo recibiera”, señaló en dialogo con LG Play.
La joven señaló que su ex alumno contestó mal cuando ella le dijo que no quería hablar con él y que lo denunciaría si continuaba hostigándola.
La investigación del caso recayó en el fiscal de Violencia de Género II, Gerardo Nicolás Salas. “Tras la denuncia comenzaron a hostigarme más, invadieron mi domicilio tres personas utilizando uniformes truchos, me hackearon cuentas de redes sociales, me escriben diciendo que saben dónde estoy. El problema es que nunca el acusado se presentó en persona ante mí. Cuando fui a plantearle todo esto al fiscal, me respondió que mientras no fuera el mismo acusado el que se me acercara, no podía actuar, y que ya me había ordenado una custodia policial”, dijo Florencia.
Llorando, la joven profesora contó: “los psicólogos y trabajadores sociales catalogaron mi caso como de altísimo riesgo y el fiscal me dice que no tiene elementos para llamar a declarar al acusado ni para seguir investigando”.
La docente añadió que recibió mensajes intimidatorios en Instagram. “¿Cómo pueden decirme que digo cosas al voleo cuando este caso tiene tantas cosas en común con lo que le pasó a Paola (Tacacho)? Si no me ayuda el fiscal ¿quién me cuida?”, concluyó la denunciante, que no puede entender que le archivaran su denuncia.
“No había delito”
“Este caso presentaba muchas similitudes superficialmente al caso Tacacho. Se trata de dos víctimas que eran profesoras de inglés y de acusados con capacidades diferentes. En este caso no llegó a ser imputado el acusado”, explicó el fiscal Salas cuando LA GACETA le consultó por este caso. El investigador subrayó que el alumno y la profesora no se conocen en persona.
“El joven quiso hacerle llegar un libro y pagarle a Florencia la clase virtual que habían tenido. Por un motivo u otro, no se pusieron de acuerdo, entonces él intentó ponerse en contacto con ella. Hay llamadas telefónicas que quedaron documentadas por ambas partes y de esas conversaciones surgen dos puntos de vista: ella se sintió acosada y perseguida, mientras que los padres del denunciado informaron que él, dentro de sus capacidades especiales, ya que sufre de autismo, sólo quería saldar la deuda y acercar el libro con el que estudiaba”, aseveró Salas, que agregó que es inimputable y que no tiene antecedentes. Además destacó que los padres acompañaron durante todo el proceso al sospechoso.
“Los padres del acusado le dijeron a la denunciante que arbitrarían los medios para que el joven no volviera a contactarla. Eventualmente lo hicieron, porque tras la orden de restricción dictada en febrero no hubo otro contacto. El joven bloqueó a la profesora. Se analizó llamadas, se le dio un trato prioritario a esta causa, siempre se recibió a la víctima en la fiscalía y nunca se acreditó ningún incidente: no surgió ninguna prueba de que hayan ingresado en su domicilio”, dijo. “No había una situación delictiva que ameritara seguir investigando. Por eso se archivó la causa”, sentenció. Salas recalcó que la docente cuenta con una consigna policial de 24 horas. “A pesar de que se archivó la causa, por precaución se la seguirá manteniendo. No la dejamos desprotegida, actuamos desde un primer momento”, recalcó.
Debate sobre el acoso
El fiscal también habló sobre una falencia con la que se enfrenta la Justicia. “Es necesaria una ley que persiga al acoso y lo castigue, pero en el archivo de esta causa explico por qué no hubo acoso. El tema es que si hubiese existido, yo no habría podido perseguir al acusado porque ese hostigamiento no está tipificado como delito en nuestra ley. Se analizó también la posibilidad de aplicarle la novedosa figura de lesiones leves a la salud mental, pero la querella nunca presentó las pruebas que le solicitamos para acreditar esas lesiones”, concluyó Salas.
Del defensor: “no existen pruebas que permita vincular a mi defendido con los hechos denunciados”
Las expresiones actuales de Florencia nos llaman poderosamente la atención, ya que existe un notorio ‘cambio de versión’ entre lo declarado en los medios de comunicación y lo indicado durante la instrucción de la causa”, sostuvo José Ignacio Ferrari, el defensor denunciado por la profesora de inglés.
“Desde su denuncia, el Ministerio Público Fiscal desplegó una investigación integral y absolutamente objetiva. Se pesquisó punto por punto los extremos. Es decir, existió acceso a la justicia para quien denunciaba un supuesto hecho ilícito. Por nuestra parte, asumimos una defensa autónoma cuyo resultado fue coincidente con el de la fiscalía, ausencia de todo tipo de acción de acoso, hostigamiento ni desobediencia judicial posterior a la cautelar de restricción”, indicó el profesional. Ferrari sostuvo que “el resultado de la investigación, determinó con corrección, que los extremos denunciados por ella, no tan solo no constituían delitos, sino que no existía un nexo causal entre sus manifestaciones y mi cliente”.
“El archivo, no surgió de una ausencia de investigación, sino ante el resultado negativo que arrojó la pesquisa. No existe ni siquiera un elemento probatorio producido que permita vincular a mi cliente con los hechos percibidos y denunciados por la profesora”, concluyó