Una audiencia multipropósito por el secuestro extorsivo del taxista Franco Nicolás Lizárraga estuvo cargada de sorpresas. Por un lado, tres de los cuatros hombres que lo habrían privado ilegítimamente de su libertad serían miembros de las fuerzas de seguridad. Por otro, y según lo que declaró la víctima en una comisaría, se cree que el secuestro estaría involucrado con el mundo del narcotráfico. Por ello la Justicia Federal investigará a fondo esa línea.
Rapto y detención
Ayer a las 2 Lizárraga fue emboscado en Santa Fe y Necochea cuando conducía su taxi Renault Logan y llevaba a su esposa Tania Lorena Paredes y a su hijo de meses. El hecho ocurrió frente a un drugstore y a testigos casuales del hecho. Los vecinos informaron que una camioneta Ford EcoSport Dorada y un Chevrolet Onix blanco le cortaron el paso al taxista. De esos vehículos bajaron cuatro personas armadas que con golpes y tirándolo de los pelos subieron a Lizárraga a la camioneta y escaparon.
Un testigo dio aviso inmediato al 911 de lo que había pasado y se quedó a auxiliar a Paredes.
La Policía montó un “operativo cerrojo” con el cual se pudo detener a los sospechosos a los pocos minutos.
Un efectivo de la Guardia Urbana reconoció por la patente a la camioneta, que estaba estacionada junto al Onix en la esquina de Santa Fe y Maipú, a metros de una de las sedes de la Policía Federal (Santa Fe al 600). Dos bicipolicías y dos efectivos de la Patrulla Motorizada acudieron a esa esquina y demoraron a los tripulantes de esos vehículos hasta que llegó el jefe de la Guardia Urbana, Silvio Luna, y los aprehendió por orden de la Justicia.
En la camioneta, junto al taxistra, que estaba esposado, iban el policía federal Gonzalo Gabriel Lagoria, de 32 años, y los policías provinciales Luciano Ramón Campos, de 27, y Jonathan Gabriel Díaz, también de 27. Los uniformados habrían alegado que estaban realizando un operativo antidrogas, algo que es potestad exclusiva de las fuerzas federales y para lo cual tampoco tenían orden judicial.
En el Chevrolet Onix iba Ángel Luis Medina, de 33 años, quien dijo ser comerciante gastronómico y alegó que estaba acompañando el operativo policial. También quedó detenido. Además se secuestraron los vehículos, las armas que tenían los detenidos, sus celulares y las identificaciones policiales que llevaban.
¿Vínculos narco?
Lizárraga no pudo ser localizado ayer por la tarde para que le contara con detalles el hecho a la jueza Carmen Rosa López en la audiencia. Sin embargo la víctima, cuando fue rescatado, declaró que los secuestradores le habían dado un celular y le dijeron que llamara a Carlos Ovejero, un pariente suyo (está casado con la prima de Paredes) para que pagara el rescate. Según explicó el fiscal Ernesto Salas, de la Unidad de Delitos Flagrantes II, basándose en la declaración de Lizárraga, Lagoria habría golpeado varias veces en el rostro al taxista amenazándolo con que iría varios años a prisión si Ovejero no les entregaba plata (no precisaron el monto) o bien dos kilos de droga.
Una fiesta en la mira
La Justicia Federal investigará a fondo esos detalles para comprobar o descartar si el narcotráfico tiene algo que ver con este secuestro.
Por otra parte, la esposa de Lizárraga explicó que el sábado estuvo casi todo el día en casa de Ovejero y de su prima haciendo los preparativos para una fiesta de cumpleaños. Fuentes policiales le confiaron a LA GACETA que eso podría ser una coartada y que quizá los tres efectivos habrían pensado que en esa vivienda se estaba acopiando mercadería y por ello habrían abandonado sus puestos para cometer el secuestro (ver nota aparte).
El fiscal pidió seis meses de preventiva para los sospechosos. Las defensas dijeron que el plazo era excesivo y pidieron que sea prisión domiciliaria. La jueza determinó que los acusados sean alojados en celdas por tres meses hasta tanto la causa avance.