Querido Dr. Marcelo Esteban Ferraro, todo este tiempo nos tuviste en vilo, hasta el viernes cuando vimos tu esperada salida del hospital, para regresar a tu hogar, para continuar allí tu recuperación. Los sobrevivientes de los Andes dicen que todos tenemos nuestra "cordillera" y vos a tu "cordillera" la escalaste con sufrimiento para salir de la emboscada que te tendió este maldito virus. La ciencia fue dudas y la ilusión fue fe, esa llama que jamás podía apagarse, los médicos se transformaron en alquimistas para convertir la angustia en esperanza. Seguramente como buen salesiano, te encomendaste a nuestra Madre protectora, María Auxiliadora, y ella te tendió su mano y te arropó con su manto celestial. Querido Marcelo, emocionados y felices todos los que te conocemos, porque sabemos de tu hombría de bien y humildad, esperamos tu pronta recuperación y reunirnos para honrar y celebrar la vida.
Adolfo E. Pérez
Manzana B3 Casa 11 B° San José
Bella Vista