Por estos días y con al avance de la campaña de vacunación, se oyen comentarios entre los tucumanos sobre los efectos secundarios de las vacunas AstraZeneca, Sputnik V y Sinopharm, que son las que se administran en este país. Algunos acusan a la desarrollada por la farmacéutica estadounidense y la Universidad de Oxford como la que más molestias provoca; otros mencionan la fiebre causada por la rusa y los menos hablan del dolor de brazo dejado por el pinchazo con el fármaco chino. Pero con rigor científico, ¿qué se sabe? ¿Realmente alguna de las tres conlleva más acontecimientos adversos en comparación con las otras?
En la página oficial de la campaña de vacunación nacional se detallan, uno a uno, los posibles síntomas según cada vacuna. Tras recibir la inyección de Sputnik V, por ejemplo, se puede presentar un síntoma pseudogripal de corta duración de inicio, dentro de las 24 a 48 horas. Este cuadro se caracteriza por escalofríos, fiebre, artralgia, mialgia, astenia, malestar general y cefalea. Estas reacciones tienen una duración promedio de 24 horas. Como síntomas menos frecuentes, es posible sentir náuseas, dispepsia y disminución del apetito.
En el caso de AstraZeneca se detallan como síntomas más frecuentes los locales, como dolor espontáneo o palpación en el sitio de la inyección, hiperemia e hinchazón. Pero también aparecen descripciones generales, entre la que se incluye -en primer término- fiebre. Luego se advierte además sobre dolor de cabeza, cansancio, dolor articular y muscular, malestar general, escalofríos y náuseas.
Las sensaciones habituales luego de recibir la vacuna Sinopharm son fatiga, fiebre transitoria, cefalea, diarrea, tos y disnea. Entre los efectos locales se menciona el dolor en el sitio de la inyección. También es frecuente presentar eritema, hiperemia, prurito, edema y/o hinchazón en esa zona. En pocos casos se presenta un rash cutáneo. Para los tres fármacos se indica el empleo de ibuprofeno o paracetamol.
Ahora bien, también se debe mencionar la relación entre la vacuna AstraZeneca, desarrollada por un equipo de la Universidad de Oxford y la empresa farmacéutica británico-sueca AstraZeneca, y ciertos trombos. De hecho, en los últimos días países como Chile o Italia suspendieron su uso en sus ciudadanos y ciudadanas menores de 45 años. Ante esto, ¿qué hará la Argentina? El infectólogo Eduardo López -integrante del comité médico que asesora al Gobierno nacional- explicó ayer a este diario que los beneficios son mayores que los efectos adversos, en consonancia con lo que oportunamente ha determinado la Organización Mundial de Salud (OMS). "Los reportes de trombos han sido muy poco frecuentes; uno o dos cada 100.000 dosis", precisó. Luego indicó que se recomienda la toma de recaudos, especialmente en mujeres jóvenes, que constituyen el grupo potencialmente afectado. La decisión de parar totalmente el uso de esta vacuna ya había sido tomada por Países Bajos, Irlanda, Dinamarca, Noruega e Islandia, entre otros. No obstante, el resto de Europa y Estados Unidos, luego de investigar los sucesos, retomaron su aplicación.