Tensión sexual: la atracción existe y se nota

Tensión sexual: la atracción existe y se nota

Lo que sentimos por los otros no se limita a lo físico. Curiosidades, químicas, tiempos distintos y el rol de los intereses compartidos.

Tensión sexual: la atracción existe y se nota

El amor (esa combinación entre Ágape, Eros y Philia) se expresa distinto en cada uno de nosotros. A veces, hay relaciones sórdidas, pero con una buena energía sexual. Y en otras, lo que prima es un cariño auténtico aunque con poca sincronía en la cama.

En esta ecuación, ¿la atracción física lo es todo? “Por suerte no, sino los contactos estarían tan determinados por lo superficial que serían estereotipados y predecibles. Sin dudas para el erotismo hay algunas cuestiones químicas claves, no obstante las superan elementos como la personalidad, la afinidad, la empatía y las vivencias con el otro”, reflexiona la sexóloga Agustina Soria Gómez.

Es innegable que la atracción es el motor que calibra los primeros meses de enamoramiento y coqueteo. Sin embargo, siempre llega un momento en que esta combustible se acaba. ¿Qué hacemos entonces?

Más que la atracción, lo que una a las parejas de muchos años es un tipo distinto de deseo: el de estar, compartir cosas y conocer al otro en todos sus aspectos.

“Al comienzo de los vínculos, solemos posicionar la pareja en un lugar idealizado (la creemos maravillosa, perfecta y llena de atributos irreales). Inevitablemente, después esa concepción cae para construir un amor real basado en confianza, responsabilidad, proyectos compartidos, filosofías de vida afines y demás”, explica la profesional detrás de @psicoagustina.

Tipos de atracción

El sexapil no entra solo a través de los ojos. Al contrario, esas cosquillas internas pueden activarse bajo diferentes circunstancias. Por ejemplo, un caso curioso son los sapiosexuales: dígase de quienes consideran a la inteligencia como la característica más atractiva que pueden portar otras personas.

“El deseo puede llegar al fascinarnos con la personalidad de esa persona, por cierto talento o un rasgo característico (sea un lugar, el estilo de barba, los tatuajes, el largo de sus piernas, etcétera). Incluso podemos sentirnos atraídos por alguien por la proximidad de la rutina. Por eso hay personas que se enamoran en el trabajo y que desde afuera las podemos considerar como una pareja dispareja”, detalla.

Lo quiero...

De la mano de la atracción también puede aparecer la tensión sexual. Una sensación palpable que vemos entre los actores de alguna película romántica o esos colegas de trabajo que se miran de reojo a la distancia.

También podemos pensarla como esa previa al encuentro que -luego de darnos el “gustito” - puede satisfacerse o incrementarse.

“No hay una sola manera de crear la tensión sexual porque depende de cada uno y ese vínculo único. Incluso, suele pasar que no podemos respondernos por qué nos sentimos atraídos o gustamos de alguien y no de otro. Eso es lo maravilloso de las relaciones sexoafectivas”, acota Soria Gómez.

Como ocurre con la mayoría de tópicos sexuales, acá tampoco escapamos de las fantasías y expectativas extremas. “Siempre y cuando sirva para alimentarnos de esa energía de vida llamada libido y genere bienestar, la tensión sexual será bienvenida”, enfatiza la sexóloga.

El riesgo aparece cuando no sabemos poner límites y más si se trata de pensamientos eróticos recurrentes hacia alguien externo a la pareja.

“Si constantemente necesito de esa mirada ajena, de ese piropo y ese juego externo me puedo estar metiendo en una trampa mortal. Habrá etapas en donde el deseo esté puesto afuera, otras dentro de la pareja y hasta -incluso- puesto en uno. La nafta de la atracción y la tensión sexual es la misma, pero hacia dónde y cómo la maneje es clave. Ahí es cuando debemos apuntar a la responsabilidad”, acota.

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