Vaticinios tenebrosos

Hacia julio de 1880, Vincent van Gogh en una carta a su hermano Theo, le dice: “quizá nunca hayas pensado en lo que es la patria; es todo lo que te rodea, lo que te ha educado y alimentado, lo que has querido, este suelo que ves, estas casas, estos árboles, estas muchachas que pasan riéndose, las leyes que te protegen, el pan que paga tu trabajo, las palabras que cambias, la alegría y la tristeza que te vienen de las cosas entre las cuales vives, es la patria.. Imagínate los derechos y los deberes, los afectos y las necesidades, los recuerdos y la gratitud todo reunido bajo un solo nombre, y ese nombre es la patria, es el futuro”. Si Van Gogh hubiera vivido hoy por estos lares, probablemente habría citado a Borges: “Todos somos la Patria”. En consecuencia, ¿es posible aceptar que a nuestra patria se la pueda enmarcar como país punk? ¿Acaso el movimiento punk no centraba su mensaje en disfrutar el presente porque no hay futuro? No. No es este el caso de Argentina. Transitar por su historia y su legado, mirar su generosa geografía, registrar su brillante usina humana, anula vaticinios tenebrosos. Ocurre que a veces, relegamos sanear nuestras instituciones, actitud esta que velaría en pro de su honor y su cabal desarrollo. Oportuno es recordar que la representación simbólica del futuro es un querubín que arranca el velo a una hermosa mujer con los ojos bajos y la cabeza inclinada.