Incertidumbre crónica

Hace muchas décadas que los argentinos vivimos en un estado de incertidumbre crónica. Eso hizo que “naturalicemos” esta situación. Esta pandemia logró que tomemos conciencia y sintamos un peso agobiante. Es entonces cuando nos interrogamos retroactivamente por muchas situaciones que vivimos en nuestro país y pretendemos focalizar sus causas. En esta operación visualizamos muchísimos errores, inoperancia, corrupción en nuestros gobernantes y, sobre todo prácticamente la inexistencia de la Justicia. El ser humano tiene dos necesidades básicas ineludibles para fortalecerse y lograr vivir una vida plena: poder proyectar y proyectarse, y vincularse con sus semejantes. Para satisfacer estas necesidades es imprescindible que se reconozca a sí mismo, a sus deseos y a las herramientas que tiene o deberá construir para lograr sus objetivos. Y para que esto sea posible, en el contexto en que está inserto deben existir leyes claras que sean respetadas. Esto lo da un Estado serio, que conozca su función y sepa llevarla a cabo éticamente. La filosofía del Presidente: “Argentina, un país punk… no hay futuro”, es coherente con cada decisión espasmódica que toma en todas las áreas. Nos obtura la posibilidad de madurar y crecer ya que los proyectos efectivos son los que tienen metas a corto, mediano y largo plazo. Las experiencias ya demostraron que esos proyectos a dos años son los utilizados simplemente para ganar elecciones y no para que nuestro país salga adelante. No debemos desalentarnos pese a nuestro desgaste porque si lo hacemos nos invadirá la impotencia y seguiremos flotando en este absurdo, cada día más tristes, débiles y agresivos…