¿Por qué no combatió Martín Miguel de Güemes en las batallas de Tucumán y Salta? ¿Dónde estaba? ¿Qué hay de cierto sobre una pretendida enemistad con Manuel Belgrano? ¿Y cómo se relacionó desde su provincia con la vecina Tucumán a lo largo de los años? Son varias preguntas interesantes y para responderlas la historiadora Marisa Davio va narrando los hechos paso a paso.
- Desde muy joven tenemos la imagen de un Güemes guerrero. ¿Por qué?
- Güemes nace en 1785, pertenece a una familia acomodada de la elite salteña, y ya muy joven integra un regimiento de infantería, constituido en Buenos Aires desde la época de la rebelión de Tupac Amaru. De ese regimiento formaba parte un batallón estacionado en Salta, dedicado a defender esa zona del norte del Virreinato del Río de la Plata.
- ¿Y cómo termina peleando contra los ingleses?
- En 1805 ese batallón que estaba en Salta fue enviado a Buenos Aires por decisión del Virrey, el Marqués de Sobremonte, porque temía un posible ataque inglés y necesitaba partidas para la defensa. Justamente en 1806 y 1807 se producen esas invasiones y Güemes tiene una participación activa en esas luchas por la reconquista de Buenos Aires.
- ¿Qué sucede luego?
- Güemes cae enfermo y tiene que volver a Salta debido a la muerte de su padre. Después de la Revolución se lo asigna a la defensa de la zona de Salta y Jujuy, en la Quebrada de Humahuaca y en los valles de Tarija y Lípez, lo que hoy es el límite entre Bolivia y Argentina. Mientras tanto se realizaba la primera expedición al Alto Perú, al mando de Castelli, que culmina con la derrota de Huaqui. Cuando esas tropas llegan a Jujuy, muy cansadas y desmoralizadas, Güemes las contiene y ayuda.
- ¿Es cuando se produce el encuentro con Belgrano?
- Sí, en marzo de 1812 Belgrano asume la jefatura del Ejército Auxiliar del Perú -mal llamado Ejército del Norte-. El nombre se refiere, justamente, a la necesidad de “auxiliar al Perú”, esas provincias que forman la actual Bolivia y que habían sido anexionadas por los realistas. Pero sucede que Güemes es destinado nuevamente a Buenos Aires, en este caso por indisciplina. Tras una discusión por una cuestión de mujeres Belgrano toma esa determinación. Esa es la razón por la que Güemes no participa ni en la Batalla de Tucumán (1812) ni en la de Salta (1813).
- ¿Cómo le fue en Buenos Aires?
- Conoce a San Martín, que estaba recién llegado de Europa y con las ideas de declarar la independencia y establecer una Constitución. En enero de 1814 San Martín asume el mando del Ejército Auxiliar del Perú, después de las derrotas de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma, en la segunda expedición al Alto Perú. Y es San Martín el que designa a Güemes como jefe del Ejército de Vanguardia para contener a los realistas en la zona norte. Güemes pone manos a la obra y empieza a organizar esas milicias regladas que se consolidan bajo su liderazgo. Además, al año siguiente el Cabildo salteño lo designa gobernador-intendente de la provincia.
- Queda encargado entonces de todo el frente norte...
- Fueron siete las invasiones realistas, entre 1814 y 1821. Pero a veces quienes no están en el ámbito de la historia ven esa defensa que hace Güemes como algo aislado, sin tomar en cuenta la labor de otros caudillos del Alto Perú que tenían una íntima colaboración con Güemes y con todos los que estaban a favor de la causa revolucionaria. Por ejemplo Manuel Asencio Padilla, el marido de Juana Azurduy, Ildefonso de las Muñecas, Esteban Lira... Son varios los que actúan.
- ¿Cómo se relacionaba Güemes con sus jefes?
- San Martín permaneció muy poco en Tucumán, hasta mayo de 1814. Ya estaba en su cabeza el plan continental y por eso marchó a Cuyo para formar el ejército, cruzar los Andes y liberar Chile, para luego por mar llegar al Perú. Pero las relaciones de Güemes con San Martín eran constantes, al igual que con Belgrano.
- ¿No estaban distanciados?
- Si bien en un primer momento se produce ese episodio en el que Belgrano lo destina a Buenos Aires, ya en este período, con el plan continental en marcha y Güemes al mando de esos Gauchos Infernales que había creado, las relaciones entre ellos eran buenas. Hay mucha correspondencia y se nota una íntima colaboración, estaban alineados con una idea. Entre 1816 y 1819 Belgrano estuvo acantonado aquí, actuando como retaguardia ante un posible avance de las tropas realistas. La comunicación con Güemes era constante y en las cartas se tratan de “compañero y amigo querido”. Queda claro que querían dejar de lado los rumores sobre una posible enemistad entre ellos, porque los dos estaban en sintonía con la causa patriota.
- ¿Cómo era esa lucha constante contra los realistas en el norte?
- En Salta y en Jujuy con Güemes colaboraban las mujeres, los niños, los ancianos funcionando como espías e informantes, interceptando las comunicaciones. Pero los realistas hacían lo mismo, no es que eran los “malos”, y eso trata de revisar la historiografía reciente. Es a fin de cuentas una guerra civil, porque la mayoría de las tropas -realistas y patriotas- son americanas. Sólo algunos oficiales eran españoles, el resto eran americanos que luchaban con otra identificación. No es que unos eran buenos y otros malos, esto se está revisando mucho, realmente era así.
- Estamos hablando de los últimos momentos de la carrera de Güemes...
- Al Cabildo de Salta, formado por la elite de la provincia, no le gustaba nada lo que estaba haciendo Güemes con los gauchos, dándoles concesiones, como la exención del pago de los arriendos y fueros militares. Entonces aprovechan su ausencia de la provincia para deponerlo como gobernador. A esto se suma el enfrentamiento con las partidas realistas en las que Güemes es herido, para morir el 17 de junio de 1821.
- ¿Cómo vemos a Güemes en el marco de la historia argentina? ¿Se lo reconoce en su justa medida?
- A Güemes la historiografía tradicional lo consideró un caudillo menor en la comparación con otros héroes, como San Martín y Belgrano. En el siglo XX comenzó a reivindicarse la figura de esos caudillos, como Güemes, Artigas, Ramírez o Estanislao López. Antes se los veía como obstáculos para la construcción del Estado por sus pretensiones autonómicas, cuando en realidad no era así. Hoy se reconoce a Güemes como un líder popular, que fue capaz de movilizar a toda la población para sostener una guerra.
› La especialista
Marisa Davio es Doctora en Ciencias Sociales; profesora y licenciada en Historia. Es investigadora adjunta del Conicet y trabaja en el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES). Su tema de investigación es “Patriotas y realistas durante la guerra de independencia en el espacio sur-andino (1809-1825)”.