Julio 23 de 1966, estadio de Wembley, Inglaterra. Promedia el primer tiempo del partido por cuartos de final del Mundial entre Argentina y los locales. El capitán argentino, Antonio Rattín, ya no se bancaba más que el árbitro alemán, Rudolf Kreitlein, sancionara tantas faltas a favor de Inglaterra. Su recriminación tampoco la toleró el juez y lo expulsó, con el dedo nomás porque en esa época no había tarjetas que indicaran la sanción. Hasta ahí estaba todo caldeado, porque los miles de espectadores estaban enojadísimos con la actitud de todos los jugadores “albicelestes” que apoyaban el pedido de explicación del capitán que, recién luego de 10 minutos de discusiones, emprendía una larga vuelta por fuera del campo de juego hasta los vestuarios.
Pero el sello histórico a ese episodio lo puso el estrujón que Rattín le hizo a uno de los banderines que estaban en la marca de tiro de esquina. La bandera británica estaba impresa en el pequeño retazo de tela. Antes, el capitán se había sentado en la alfombra roja según contó él mismo (no hay registro visual), ícono de la reina Isabel II. Ese momento marcó la historia: cada vez que se enfrentan Argentina e Inglaterra la expectativa es especial. A base de hechos con similar singularidad, la rivalidad creció y tuvo otra vertiente que sobrepasó lo deportivo, cuando en 1982 se produjo la guerra de Malvinas.
José Rafael Albrecht, fallecido hace pocas semanas, fue el tucumano que formaba parte de la Selección del Mundial 1966. Fue testigo del hecho, lo que quedó reflejado en la edición de LA GACETA del día siguiente a la derrota argentina. La secuencia de la expulsión se llevó la parte superior de la tapa. Para la época, la transmisión de imágenes de ese tipo era un tesoro para los medios de comunicación, ya que se hacía por radiofoto.
La primera imagen muestra cómo el calvo árbitro, que está de espaldas, recibe la recriminación del capitán argentino. En la imagen del centro, se consuma la expulsión de Rattín. “El juez del partido coloca en ventaja a Inglaterra con su severa decisión”, es la explicación en el pie de foto. No en ese momento, sino cuando faltaban 12’ para el final, los ingleses realmente se ponían en ventaja con el gol de Geoff Hurst. La tercera imagen, muestra a la policía británica custodiando al árbitro alemán. “Todo ha terminado y Argentina ha caído superada por la escuadra inglesa una circunstancia que tiene gravitación final en todo el evento deportivo”, reza la explicación de la fotografía.
Muchos años antes, en 1948, ese escenario, el estadio de Wembley, ya había sido punto histórico para el deporte argentino. Y también para colarse en esta rivalidad histórica. Delfo Cabrera, con su estupendo rendimiento en la maratón, ganó la medalla de oro dejando atrás al británico Thomas Richards luego de completar los 42,195 kilómetros que tuvieron inicio y llegada en el emblemático estadio inglés. Cabrera entró a Wembley en segundo puesto y la ovación se fue escuchando a medida que el santafesino acortaba las distancias. La bandera “celeste y blanca” flameó y el himno argentino retumbó.
Casi 30 años más tarde, ya en el continente americano, en el estadio Azteca de México, Argentina le ganó 4-1 a Inglaterra. Pasó antes del gol de Diego Maradona con la mano y el otro considerado el más lindo de la historia. Tras una investigación encabezada por la periodista y jugadora, Ayelén Pujol, el dato histórico surgió: en ese Mundial femenino de 1971, no oficial, una Selección argentina venció por primera vez a una inglesa. “No sabíamos ni caminar”, recordó Elba Selva la autora de los cuatro goles argentinos. La dama saltó a la fama apenas hace dos años porque en 1971 nadie, ni antes ni después, se hizo eco de la participación de las 17 mujeres que quedaron en el cuarto puesto. El relato de la mujer de 76 años en el ciclo de podcast “Algo para contar” de LA GACETA no tiene desperdicio. Sucede que la Selección viajó amparada por los empresarios mexicanos que organizaban el torneo y allá las jugadoras se encontraron por primera vez con ropa específica para jugar al fútbol. Entre la indumentaria recibida había botines. La cuestión es que, en el partido, el segundo que jugaron, “caminaron” a las inglesas. “Se me aflojaron las piernas”, reconoció la delantera zurda. Selva quedó fascinada por su primer gol de jugada colectiva y por lo que pasó segundos después. “Cuando paré de festejar me di cuenta que… ‘¡Argentina, Argentina!’ Gritaban todos. Fue una emoción tremenda”, relató la bonaerense. Por la proeza que protagonizó con sus compañeras conocidas como “Las Pioneras”, el 21 de agosto, desde 2020 y por ley del Senado, en el país se festeja el “Día de la Futbolista”.
¿Maradona fue el que emuló a Selva, entonces? Y sí, por cronología, sí. El 22 de junio de 1986, también como en el partido de las chicas, los chicos tuvieron de testigos en el Azteca, donde siete días después serían campeones, a casi 100.000 personas. Ese día, por decisión de la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados, se celebra el “Día del Futbolista”. La trampa y la honradez, la jugada y el gol de todos los tiempos, la historia deportiva y la geopolítica signada por la guerra, todo convivió en esos cuartos de final de la Copa del Mundo de México que se convirtió en uno de los partidos más trascendentales del fútbol mundial y en la victoria más emotiva ante los ingleses.