Lejos de los discursos utópicos que se imprimen en la tecnología, la blockchain está generando usos específicos en nuestro país que prometen cambiar de manera radical la manera en la que nos relacionamos. Es que según especialistas, detrás de esta innovación se impulsan transformaciones en múltiples aristas de las que aún no dimensionamos su impacto.
Difundida en todo el planeta por ser la estructura que está detrás del bitcoin, la blockchain está en el centro de debate de organizaciones públicas y privadas por los alcances de sus aplicaciones que exceden a las criptomonedas. Contratos, envío de fondos y certificaciones digitales ya están funcionando a través de esta red.
¿Qué es la blockchain?
La blockchain puede definirse como un conjunto de tecnologías que permiten la transferencia de información, valores o activos de un lugar a otro, sin ayuda de intermediaros. La traducción de cadena de bloques hace referencia a su funcionamiento, ya que opera como una red descentralizada con datos codificados, la cual registra todas las transacciones de manera segura a través múltiples computadoras que pueden resistir a manipulaciones o fraudes. En síntesis, es como un libro de registros que para asentar un dato tiene que ser validado por toda la cadena.
“La blockchain viene a patear el tablero sobre la forma en la que se construye confianza”, precisa Rodolfo Andragnes, presidente de la ONG Bitcoin Argentina, quien compara al estadío de esta tecnología con el primer momento de Internet, cuando aún no sabíamos cómo la red cambiaría nuestras comunicaciones. El especialista agrega que ambos momentos están relacionados, porque tanto la comunicación como la confianza son transversales a las relaciones humanas. “Toda relación se basa en la confianza y no hay valor si no confío en el otro, por eso vamos a comenzar a ver cómo esta tecnología se va a meter en todos los ámbitos”, agrega.
Fundada en 2013, con el objetivo de acercar a la comunidad los beneficios de las monedas virtuales y brindar un nexo entre usuarios y gobierno, la ONG que preside Andragnes se ha convertido en un referente para la formación y discusión de todo lo que ocurre con este fenómeno. En diálogo con LA GACETA, el promotor de esta innovación sostiene que las organizaciones comenzarán a valorar este modelo de intercambio de información cuando entiendan toda burocracia que se reduce al eliminar intermediarios y al certificar las transacciones de manera más segura, a escala global. “Es como tener un escribano en cada cosa que hagas, porque cada aplicación con blockchain está certificada”, apunta.
Sobre la expansión de sus usos, Andragnes entiende que no existen rubros que no puedan beneficiarse con la blockchain, desde las finanzas, la firma de contratos hasta la venta de arte. “Internet es comunicación, pero si el contenido de esa información si no está certificada, vale poco. La tecnología blockchain va a ir tocando todas las industrias. Por ejemplo, el gobierno puede ayudar a transparentar los presupuestos o las licitaciones públicas”, concluye.
El ámbito jurídico
El panorama para la aplicación de la blockchain en Argentina es alentador y ya se pueden identificar usos concretos. De hecho, el propio gobierno nacional adoptó esta estructura para certificar el Boletín Oficial desde julio de 2017. Según la comunicación inicial, el objetivo de esta iniciativa fue aportar un mecanismo adicional para que los usuarios pudieran verificar la autenticidad y obtener prueba de existencia de la edición electrónica de este documento.
Este tipo de aplicaciones se está desarrollando con mayor velocidad en el ámbito jurídico, no solo con la digitalización de documentos sino también con la generación de contratos inteligentes (smart contracts). Alejandro Chamatropulos es tucumano, trabaja en la divulgación tecnológica en el campo del derecho y sostiene que en este tipo de contratos las prestaciones u obligaciones de las partes se pueden “autoejecutar”, facilitando no sólo la celebración sino también la ejecución y cumplimiento de los mismos.
Chamatropulos es director de la Diplomatura en Derecho & Innovación de la UNT y además relator de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. A partir de este cruce de disciplinas entiende que la blockchain impacta en la digitalización de documentos jurídicos asegurando su autenticidad y también todo lo relativo a su registración. “De algún modo blockchain cumpliría una especie de función notarial dando fe pública o asegurando que un documento o registro es auténtico”, sostiene. Sin embargo, es cauteloso y precisa que en el ámbito de la Justicia la blockchain tiene un potencial enorme que se está estudiando en distintas jurisdicciones del país con avances concretos, aunque aún se trata de pruebas internas o planes piloto.
Como docente y divulgador de esta tecnología, Chamatropulos considera que para democratizar el acceso y hacer más inclusivo el debate sobre la blockchain es necesario llegar a los profesionales con un lenguaje claro y accesible. “Exponer y decir las cosas de manera fácil y simple es quizás la clave”, indica, pero sostiene que esta estrategia no implica perder rigor técnico para buscar la manera de que el destinatario del mensaje llegue a “masticarlo y a digerirlo bien”. Además, propone la divulgación del método de estudio de casos o experiencias específicas que permitan aprendizajes con aplicaciones concretas y cercanas a la gente.
A contramano del imaginario de que en el país existen vacíos legales para la blockchain, Chamatropulos sostiene que Argentina dispone herramientas jurídicas que podrían servir para la base de esta red. “Las disposiciones del moderno Código Civil y Comercial argentino (vigente desde 2015) son una normativa de avanzada que contiene elementos muy útiles como su teoría general del contrato fundamentalmente (con su regulación de los contratos por adhesión y cláusulas abusivas inclusive). También aportan valor sus preceptos sobre defensa del consumidor o protección de derechos fundamentales y de la privacidad que juegan un rol clave al respecto”, precisa el especialista.