“Es un problema porque no sabemos hasta dónde puede llegar esta situación. Lo único concreto es que son cada vez más los casos vinculados a este tema”, sostuvo el fiscal Diego López Ávila al opinar sobre el incremento de hechos delictivos donde el botín fue uno solo: las flores de marihuana.
En exactamente una semana hubo dos casos que movilizaron a los tucumanos. El miércoles 26 de mayo, Esteban Darío Brito Chía (24 años) perdió la vida en un confuso episodio que aún no está esclarecido. Junto a sus amigos José Luis Morales (25) y Luciano Giudice (24) robaron 360 gramos de esa sustancia, según la teoría del fiscal Carlos Sale, al proveedor Santiago Hayward (29). Su hermano, Mariano (21), que lo acompañaba, disparó cinco veces su pistola calibre 22. Cuatro de los proyectiles impactaron en el cuerpo de la víctima, que murió horas después. Los acusados de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego tratan de probar que se trató de un caso de defensa propia.
Este fue el segundo homicidio registrado en un mes en una operación de compra de flores. En abril, en una plaza de Villa Alem murió Lucas Liberatore (21), al recibir una puñalada en el pecho en una venta fallida. Por el hecho se encuentran detenidos con prisión preventiva por seis meses Gerardo Agüero (26) y Antonio Tejada (27). Los familiares de las víctimas no se conocen, pero ambos utilizaron las mismas palabras para lamentar sus pérdidas: “una flor no vale la vida de nadie”.
Horas antes de que se debatiera en una audiencia el caso Brito, cuatro hombres vestidos con ropa de la Policía Federal ingresaron a una casa de un barrio de Villa Carmela. A los gritos preguntaban por un tal “Yuse” y dónde estaban las flores. Las víctimas no entendían nada y, después de decirles que allí no vivía esa persona, les entregaron a los asaltantes una billetera con $ 30.000.
Personal de la Brigada de Lomas de Tafí, al mando de los comisarios Ariel Galván y Jorge Dib, se entrevistó con los damnificados y lograron determinar que Juan Manuel Yuse (27) vivía a la par. Testigos denunciaron que el joven había arrojado algo al techo de su casa y al de su vecino. Los investigadores descubrieron que eran 25 plantas de marihuana. Al allanar la casa descubrieron que el sospechoso tenía elementos para la producción, secado y fraccionamiento de flores. Ahora enfrenta en libertad un proceso en la Justicia Federal. “Se equivocaron de casa, porque evidentemente fueron a buscar lo que producía y las ganancias de este sospechoso”, indicó una fuente.
Los pesquisas descubrieron pistas que le permitieron identificar a los autores del atraco. El viernes se presentaron un domicilio de uno de los sospechosos. No lograron encontrar evidencias que lo vincularan con el atraco, pero sí secuestraron 200 gramos de flores, 262 semillas, frascos para el fraccionamiento y papel para su armado. Jorge Francisco García (33) quedó demorado por orden de la Justicia Federal.
Sorpresa
Los investigadores tienen una teoría sobre lo que está ocurriendo. La masividad del consumo de esta sustancia ha generado un mercado ilegal que mueve cifras millonarias. Cada frasco de 10 gramos de la sustancia, hasta la semana pasada, tenía un valor de entre $ 8.000 y $ 8.500. “Hay gente que no sólo sabe que los vendedores mueven importantes sumas de dinero, sino que además, también buscan droga para seguir con el negocio”, explicó una fuente.
El juez Eduardo González, que entiende en el caso del crimen de Brito Chía, al realizar algunas consideraciones, fue claro: “si es que se llegara a confirmar que estamos hablando de un robo de droga, no se puede considerar que apoderarse de 360 gramos de esa sustancia es para consumo personal. Obviamente que era para revenderla”.
El titular de la Unidad de Robos y Hurtos II López Ávila considero que no es casual que se registren este tipos de hechos. “Ninguna persona que se dedique a una actividad ilegal, como es la producción de flores para la comercialización, va a denunciar que sufrió un robo de dinero o de sustancia. Los delincuentes también lo saben y por esos los eligen”, explicó.
El investigador agregó que existen numerosas causas que no avanzan por el mismo silencio de las víctimas. “El modus operandi es muy similar. Son grupos de entre cuatro y seis personas que fingen ser policías que ingresan a los domicilios y se llevan dinero. Sin embargo, los pocos damnificados que hacen las denuncias no pueden identificarlos ni aportan datos. Después, a través de informes reservados o de comentarios de pasillos, nos enteramos que se podrían dedicar a la venta de drogas”, agregó.
En la Justicia Federal también están sorprendidos por la cantidad de delitos que está generando la comercialización de flores de marihuana. “No tenemos antecedentes de este tipo de situación y no hemos recibido información de que en otras jurisdicciones pase lo mismo”, comentó una alta fuente.
“Es llamativa la edad de las personas que quedan involucradas en estos hechos. Y quizás ese sea el motivo por el que no tienen ningún tipo de reparos para cometerlos. Es preocupante”, agregó el vocero.
El informante no lo dijo, pero en el oscuro mundo del narcotráfico, el robo de droga, conocido a nivel mundial como mejicaneada, se paga con la vida. Así de simple.
Estadísticas
Aumentan los crímenes vinculados a drogas
Con el homicidio de Darío Esteban Brito Chía son nueve los crímenes vinculados a cuestiones de droga que se registraron en lo que va del año. Representan casi el 20% de los hechos de sangre que lleva contabilizado LA GACETA en la provincia. El caso más resonante fue el doble crimen de La Invernada, donde fueron asesinados Víctor Hugo Brito y su hijo Gonzalo. Los investigadores sostienen que se trató de una venganza porque se quedaron con un importante cargamento o porque empezaron a incursionar en un territorio que no les pertenecía. Esteban Liberatore y Brito Chía fueron ultimados en operaciones de compra de flores marihuana. Por último, Ramiro Ledesma fue la tercera y última víctima de miembros del clan Figueroa de Villa 9 de Julio que busca vengarse de la muerte de uno de sus miembros.
Otra mirada
Los vendedores pecan de ingenuos
“Vos entrás a las redes sociales y encontrás rápidamente dónde comprar las flores de marihuana. Es sencillo y hasta se puede comparar precios”, explicó Juan Carlos, un profesional. Eduardo, empleado de comercio, agregó: “hay muchas ofertas, pero personalmente prefiero comprarlas a gente recomendada para no tener inconvenientes”. Los investigadores sostienen que, por el sistema de comercialización que utilizan son un blanco fácil de las organizaciones que pretenden quedarse con la sustancia que comercializan o con el dinero que obtienen de la venta del producto. “Pecan de ingenuos de una manera increíble. No sólo delatan la actividad ilegal que realizan, sino que además brindan algunos datos claves para que se los ubique rápidamente”, indicó “Eduardín”, otro consumidor de este tipo de marihuana. “El problema es que muchos lo hacen para autofinanciar sus cultivos, no porque sean parte de una organización que se dedica a la venta”, explicó.