¿Dónde está parado, políticamente, el presidente Alberto Fernández, en medio de esta pandemia de Covid-19, con pujas internas dentro del Frente de Todos y cuestionamientos por doquier por la contratación de la provisión de vacunas? El analista político y psicólogo, Gabriel Slavinsky parte de la base de que la posición se define por la ubicación en tiempo y espacio. Se representa mediante un sistema de coordenadas que ayudan a establecer las características del objeto en cuestión. Si existe movimiento, podría establecerse una proyección del recorrido.
En este sentido -señala-, podemos avanzar en dilucidar algunos aspectos que son más bien descriptivos y no necesariamente lo califican. Cada cual es con su contexto. Cita elípticamente a Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias” y eso, a su entender, en el caso del jefe de Estado implica tres cuestiones:
-Fue el articulador de un frente electoral.
-Esa coalición que hoy gobierna es heterogénea.
-Tiene a una de las líderes más emblemáticas de la historia.
Slavinsky agrega que las personas le atribuyen al presidente de la Nación un enorme poder, aunque la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es la figura principal del gobierno. "Su gobierno tiene una gran atenuante en la pandemia y también posee una enorme oportunidad de conducir la crisis", advierte.
¿Por qué Alberto Fernández se expone tanto? ¿Eso es un mérito? Según el analista, el mandatario toma el centro de la escena política de modo constante porque sabe que la ex presidenta tiene demasiado peso hacia adentro del Frente de Todos (por la magistral jugada electoral) y hacia afuera (por sus fieles seguidores que le aseguran un piso de apoyo muy importante). "Alberto debe conducir, aunque se equivoque. Incluso “barcos que no llegan a buen puerto”.
El presidente percibe que no debe perder el centro de la escena política. Se tranquiliza en primer plano, siente que lo hace cuando está presente, activo, en movimiento, hablando con medios, en conferencias de prensa, participando de todos los temas... y eso conlleva enormes riesgos", remarca el analista político. Frente a ese escenario, su máxima necesidad también es una debilidad.
"El presidente habla mucho, informa de más, se expone en demasiados temas. Se exhibe como todólogo, opinólogo, desvaloriza su imagen en temas menores, se arriesga a desmentidas, implica a terceros, confronta con quien no debe, compara innecesariamente", expresa el doctor en Comunicación Social por la Universidad Austral y especialista en campañas electorales.
A manera de conclusión, Slavinsky señala que el Presidente es articulador, vocero, líder, conductor de crisis, jefe de campaña 2021, influencer y equilibrista. "Habla de muchos temas, en poco tiempo, pero en largas exposiciones para un contexto de este tipo. Informa de todo un poco. En definitiva, un presidente muy presente, de un gobierno que decididamente comunica mal", concluye.