La serena majestad satánica de Charlie Watts

Casi tres cuartas partes de su vida Charlie Watts se las dedicó a Los Rolling Stones. El baterista fundador junto a Mick Jagger y Keith Richards (y todavía integrantes) cumple hoy 80 años, de los cuales 58 los vivió en la banda rockera que lo convirtió en una estrella mundial, a pesar de que su pasión musical y su filosofía artística se asocian al jazz, que expresa en conjuntos que lidera en paralelo desde hace cuatro décadas.

La vida personal de Watts, marcada por la fidelidad a la esposa con la que se unió en los primeros años de los 60 y por el gusto por la quietud hogareña, se ubica en las antípodas de las historias de un hedonista rockstar, como la que llevaron sus compañeros de grupo. Esto no impidió, sin embargo, que cayera en una fuerte adicción a la heroína y el alcohol a finales de los 70 y gran parte de los 80, pero en su caso fue más producto de demonios internos personales que un condimento a un alocado andar, señala la agencia Télam.

Dueño de un sutil y único toque de tambor y de una fuerte pero serena personalidad, su presencia puede pasar casi inadvertida, pero es una figura clave en el engranaje de Los Rolling Stones. En los hechos, su posición logró encauzar varias veces desmedidos egos y roces internos pero cuando hace falta actúa con firmeza y actitud: circula la anécdota de que Jagger lo llamó una vez “mi baterista”, a lo cual Watts respondió con una trompada y le aclaró: “yo no soy tu baterista; vos sos mi cantante”. Su importancia también se extiende a la parte gráfica, como diseñador de algunas portadas de discos y de afiches de diversas giras.

Nacido en Londres, Watts desarrolló desde muy chico un gusto por el jazz y el rhythm & blues, por lo que sintió que el mundo le sonreía cuando fue convocado en 1961 por Alexis Korner para ser parte de la Blues Incorporated, uno de los más importantes grupos en el Reino Unido del género. Al ver su desempeño, los jóvenes Jagger, Richards, Brian Jones, Bill Wyman e Ian Stewart entendieron que ese swing en la batería era el que necesitaba la banda de blues que estaban formando y lo convocaron. Nunca más se fue de las majestades satánicas, que no serían lo mismo sin su aporte sobre y bajo el escenario. Con un cáncer de garganta superado, espera el fin de la pandemia para retomar las giras.