Frente a la difícil situación económica, por efecto de la prolongada pandemia por la Covid-19, y en un marco de mayor control para el cumplimiento de los protocolos, la Municipalidad de Yerba Buena autorizó a los locales gastronómicos (bares y restaurantes) de esa ciudad a atender al público en el horario de 7 a 22 , en las condiciones y bajo los protocolos vigentes, con un aforo del 30% en su interior y 50% en su exterior y con un máximo de cuatro personas por mesa, distantes dos metros cada una de ellas hasta el viernes, inclusive. Así lo dispuso el intendente Mariano Campero a través del decreto 307, que se encuentra vigente y que, además, posibilita a los residentes de la ciudad de Yerba Buena a circular dentro de su ámbito jurisdiccional desde las 6 hasta las 22:30.
El decreto, según lo establece en sus considerandos, propicia un equilibrio entre salud y economía y, en los tiempos actuales y luego de nueve días de restricciones extremas, resulta imperioso permitir ciertas actividades y trabajos dentro de los horarios permitidos en forma previa al Decreto Presidencial N° 334/21, tal como surge del propio texto de la norma que establece claramente una fecha límite para tales restricciones, además de las expresiones del Presidente de la Nación en tal sentido.
Asimismo, la medida adoptada por Campero habilita a los residentes de la ciudad de Yerba Buena a la realización de actividades deportivas al aire libre con un número máximo de cuatro personas, respetando los protocolos sanitarios vigentes. "De acuerdo con la posición adoptada por los organismos mundiales de salud, la realización de actividades físicas y deportivas es esencial para la preservación de la salud psicofísica de los habitantes en tiempos de pandemia, sobre todo cuando éstas se realizan al aire libre y con cumplimiento de protocolos específicos que minimizan los riegos de contagio dentro de ese marco", justifica la intendencia. Aclara, además, que las medidas a adoptar deben ir acompañadas de agresivas campañas de concientización a los fines de limitar la circulación viral, permitiendo un desarrollo razonable en cuanto a seguridad para actividades consideradas como no esenciales, evitando la parálisis económica y social.