El juicio por el transfemicidio de Alejandra Benítez no es uno más. Es el primer debate de un caso mediático que se inició y culminará bajo las normas del nuevo código procesal penal. Las audiencias tienen algunas particularidades que las hacen diferentes a la del viejo digesto.
“Son como los juicios de las películas”, indicó un funcionario judicial para que sea entendido por todos. Ahora se escuchan alegatos de apertura. El fiscal, que es el acusador, presenta el caso y explica cuáles son sus pretensiones de pena. La defensa, en cambio, debe usar las mejores palabras para desacreditar la teoría del representante del Ministerio Público Fiscal. La querella, si es que la hubiera, también tiene derecho a hacer uso de la palabra y dar a conocer su opinión.
Al juicio se llega después de que todas las partes discutieran cuáles son las pruebas que se presentarán en la audiencia. Todo se debe presentar de forma oral, nada por escrito. Los peritos deben expresar los detalles del trabajo que realizaron en el marco de la causa. Los testigos también deben declarar, pero bajo otras normas.
Las partes son libres de preguntar y cuestionar los interrogantes que realizan los otros protagonistas. Pero para que ello ocurra, deben pedir la palabra al presidente del tribunal y argumentar por qué no quiere que se haga una determinada pregunta. Será el magistrado el que decida si le acepta o rechaza el planteo. “Este punto es igual que las películas. ‘Me opongo su señoría’, es una de las frases que más se escucha en los juicios de Hollywood. Aquí depende de la habilidad que tenga el juez para que el debate se haga de manera ágil o se transforme en un trámite aburrido y extenso”, explicó el especialista.
A diferencia de las producciones cinematográficas, en nuestro sistema judicial, por ahora, no existe un jurado que define si los acusados son culpables o inocentes y luego un hombre vestido con una toga negra impone la pena. Todo recae en la responsabilidad de los magistrados que fueron designados por sorteo a las audiencias. Los miembros del tribunal se enteran de los detalles en las causas en las mismas audiencias y son los que definen la suerte de los imputados. “En el nuevo código está contemplada la posibilidad de que haya juicios por jurados. Eso se implementará en un futuro no muy lejano”, explicó una fuente de la Corte Suprema de Justicia.
Según los datos aportados por el máximo tribunal, hasta el 13 de mayo, se habían desarrollado 14 juicios orales.