Belén Romero Gunset busca generar un algoritmo creativo en su reciente obra

Contra todo prejuicio, la producción artística puede significar todo un proceso de investigación que incursione en la misma ciencia. Desde hace décadas no hay arte ni estética que no tengan que ver con la filosofía ni ésta con la ciencia, o a la inversa. En la historia, Leonardo da Vinci es un testimonio de esas íntimas relaciones.

Y una palabra que no es nueva, pero que atraviesa profundamente este tiempo, el presente, no deja de aparecer aquí o allá: el algoritmo.

Belén Romero Gunset que como buena neoconceptualista entiende que su obra es un proceso, está interrogando al arte y a la ciencia: se propone que “Dear Machine” pueda pensar creativamente por sí misma, algo que, hasta el momento, no parece realizable.

La artista tucumana que reside hace más de una década en Buenos Aires, participa en una residencia en Basilea (Suiza). Con su dominio del inglés y un básico alemán, pasa sus días entre encuentros con artistas, charlas y debates, visitas a museos y galerías. “Aquí está todo abierto, las restricciones son muy pocas; por ejemplo, la cantidad de gente que puede entrar al teatro o al cine está reducida al tercio de su capacidad, todo con barbijos sí o sí en los lugares cerrados, pero en la calle no es obligatorio usarlo; casi nadie lo hace”, le cuenta a LA GACETA durante una entrevista.

No es su primera residencia artística en el exterior: pasó por Río de Janeiro donde expuso con otros artistas y luego en Berlín. En su carrera artística recorrió la pintura, los dibujos, las instalaciones y también el mágico oficio de titiritero. Con el grupo Max Lowrey. Con Pan Duro realizó un videoclip y presentaciones que llegaron a arteBA. Sus performances trascendieron en el Premio Petrobras: con “Roto” (2011) se pasó días en el predio de la Sociedad Rural destrozando computadoras y otros muebles recolectados de las calles. Como “obra imperdible”, la recomendó el diario La Nación. “Ser performer es el lugar que encontré para poder relacionarme con el mundo. Es el instrumento que uso para encarnar físicamente los conceptos filosóficos que rigen la cultura occidental. Pero los abordo desde una perspectiva queer y latinoamericana que no busca generar certezas ni normas, que no respeta las tradiciones ni entiende a la estabilidad como una virtud, sino que plantea la necesidad de desarmar para incorporar, digerir y transformar”, afirma.

La artista tomó a Spinoza como punto de partida en sus estudios y desarrolló su propio sistema; conserva mucho de su terminología y a cada uno de los conceptos le otorga un color, una forma geométrica básica y otras características propias. Así, por ejemplo, el color azul, el cuadrado y sus formas derivadas representan todo aquello que existe.

- ¿Con qué proyecto ganaste esta residencia?

- El proyecto que había presentado para la residencia ya lo realicé en la Escuela Liliana Maresca de Villa Fiorieto gracias al programa Arte y Territorio de Espacio Tucumán, lo que buscaba era descubrir la potencia de lo colectivo, para continuar con el desarrollo de mi sistema filosófico. Actualmente trabajo en un conjunto de obras que se llama “Querida Máquina”, en el cuál le enseño a una inteligencia artificial mi sistema filosófico utilizando ejemplos de escenas de la vida cotidiana, historia de la tecnología e historia del arte. En este proyecto vinculo mi legado de titiritero y un nuevo interés, la programación.

- ¿De qué se trata esa máquina?

- El año pasado, durante el largo período de cuarentena, comencé a estudiar programación para empatizar con mi computadora y entenderla mejor; así comencé a diseñar “Dear Machine”, un algoritmo animado. Mi propósito es que pueda pensar creativamente por sí misma. Un cruce complejo entre la programación creativa, el dibujo, la filosofía y los desafíos para la ética contemporánea que sugieren las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial. Un aspecto de “Dear Machine” es el desarrollo del algoritmo, algo que estoy haciendo lentamente en el momento en que estoy aprendiendo programación. Otro aspecto es la “máquina” en sí: me gustaría crear una máquina real, tengo algunas ideas y dibujos; en este momento parece una colección extendida de artefactos todos conectados.

- Desarrollá un poco más este trabajo.

- El conjunto de obras “Querida Máquina” está compuesto por una serie de videos con el mismo nombre donde con tono pedagógico y humor le muestro una serie de dibujos mientras explico a una máquina las bases de mi sistema filosófico, estructurado a partir de una serie de fórmulas de la argumentación -como la refutación, la contradicción o la descalificación- y de una limitada paleta de colores. Me permite organizar los dibujos y pinturas, cuyas composiciones codifican en imágenes cuestionamientos metafísicos sobre la condición contemporánea que ella encuentra representados en objetos y situaciones cotidianas. Durante la residencia sigo haciendo algunos de estos videos, que incluyen dibujos y reflexiones filosóficas destinadas a una inteligencia artificial embrionaria, pero también surgieron nuevas inquietudes sobre la naturaleza de “la maquina”, por lo que estoy construyendo prototipos de una máquina compuesta por diversos aparatos que explicitarían las diversas partes del algoritmo. Es decir, estoy creando una maquina que va a poder reflexionar sobre su propia composición, como ejercicio pedagógico.

- ¿Vas a realizar otro trabajo en este tiempo?

- Voy a hacer una performance en los estudios abiertos que vamos a tener los dos primeros fines de semana de junio; ahí voy a mostrar el proceso, una selección de dibujos-pinturas de gran formato (de tres por dos y medio metros) y una performance donde le enseño a la máquina por medio de los dibujos cómo utilizar mi sistema filosófico. Además estoy trabajando con un grupo de artistas argentinos en una intervención en una cartelera. Un grupo de artistas suizas tiene un estudio en un edificio donde nos invitaron a intervenir una pared muy grande que tienen en la entrada, que llaman “cartelera”, así que también estoy trabajando en eso.

- ¿Cómo son tus días? ¿Te manejás con el idioma?

- Visito museos, muestras en Basel y en otras ciudades de Suiza, voy a reuniones, cenas y almuerzos con artistas locales y argentinos que están por aquí. Trabajo en mi proyecto, investigando y produciendo. Hablo inglés, me parece que mucha gente lo habla aquí en la vida cotidiana y me puedo comunicar con la mayoría de la gente. También hay mucha gente que habla español y prefieren practicarlo, y entiendo alemán, pero solo hablo lo básico. Estoy desde mediados de abril y me quedo por tres meses.

- Has marcado tu carrera con performance. ¿En Suiza tenés oportunidad de performear con espectadores?

- Las restricciones son muy pocas por aquí. Pero para ver performances o ir a muestras muchas veces hay que sacar turno. Los museos están abiertos también. El primer y segundo fin de semana de junio voy a hacer una performance en el Estudio Abierto de Atelier Mondial con público, con algunas normas que respetar en relación a la cantidad de gente y al uso obligatorio del barbijo.

Intercambios internacionales  

Belén Romero Gunset participa de esta residencia a través de un programa de un intercambio internacional de URRA (Buenos Aires), en su séptima edición. Estasresidencias también se efectúan en Gasworks (Londres) y en el Tigre (Buenos Aires). Los programas de intercambio se financian con el respaldo de distintas fundaciones internacionales y con ayudas de algunas organizaciones nacionales. Otros artistas tucumanos también hicieron la residencia de URRA en la casa que posee en el Tigre.