Mes de la concientización de la donación de órganos

Mes de la concientización de la donación de órganos

Es importante tomar conciencia sobre la relevancia de esta práctica médica y recordar que se trata de un gesto de solidaridad con el otro.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD. Los trasplantados mejoran su calidad de vida con un acto solidario lleno de amor. UNA NUEVA OPORTUNIDAD. Los trasplantados mejoran su calidad de vida con un acto solidario lleno de amor.
23 Mayo 2021

“Me saqué el suero y me escapé del Hospital. No había un avión sanitario que me llevara a Buenos Aires, así que me fui en colectivo; todos me decían que estaba loco, pero no sabían que si me quedaba en Tucumán me moría”, relata, entre lágrimas, Hector Etín Manca, de 58 años, y asegura que fue la decisión más dura que tomó pero la que le dio la posibilidad de estar vivo actualmente.

En 2003, Héctor fue trasplantado de hígado, pasados siete años de haber sido diagnosticado con la enfermedad de Wilson. “Comencé con sintomatologías extrañas, tenía insomnio, el vientre se me había comenzado a inflamar, hasta me descompensé. El médico me dijo que me estaba muriendo”, recuerda.

Cada 30 de mayo se celebra el Día Nacional de la Donación de Órganos, instaurado en 1998. Esta fecha está asociada al nacimiento del hijo de la primera mujer trasplantada de hígado en un hospital público del país. En este sentido, la conmemoración simboliza la posibilidad de dar vida tras recibir un trasplante.

Esta práctica se basa en el principio de recambiar algún órgano o tejido deficiente, ya sea en su función o en su morfología, que altera su buen funcionamiento.

En diálogo con LA GACETA, el doctor Aldo Marcelo Bunader, director de Cucaituc comenta: “no todos los pacientes fallecidos pueden ser donantes de órganos. Para serlo, el fallecido debe tener un cuadro clínico llamado ‘muerte encefálica’, en el que la persona presenta dos signos claros: muerte encefálica en un cuadro irreversible y, por otro lado, latido cardíaco que hace que todos los órganos se encuentren perfundidos o alimentados con sangre oxigenada, lo que garantiza la vitalidad de ellos”.

También aseguró que algunos pacientes fallecidos con muerte cerebral y paro cardíaco pueden ser donantes de ciertos tejidos como huesos, cartílagos o córneas. A su vez, hizo un breve comentario acerca de los donantes vivos: “son aquellas personas en las que después de donar órganos, tales como médula ósea, riñón o hígado, su salud no se deteriora y pueden llevar una vida completamente normal”.

Los órganos que pueden trasplantarse son: corazón, pulmón, hígado, riñón, páncreas, intestino y tejidos como médula ósea, córneas, huesos, cartílagos y piel.

Gabriel Ignacio Terán Nougués tiene 27 años y fue trasplantado de hígado en 2006. “A fines de 2005 comencé a verme verde y los ojos amarillos, fui al médico, me hicieron análisis y los resultados fueron muy malos. Me derivaron a Buenos Aires y en enero de 2006 me dijeron que debían trasplantarme. Mis papás eran compatibles, pero lo más sano era conseguir un donante cadavérico, así que decidieron esperar ya que me sentía bien. El 10 de febrero de ese año me informaron que había un donante”, evoca.

Ignacio tenía 12 años al momento de ser trasplantado y asegura que todo le pareció muy normal, pero al crecer se dio cuenta que no lo es, debido a que la gente no dona o recién toma consciencia de su importancia cuando lo necesita. Anhela que todos puedan darse cuenta de que los problemas de otros pueden pasarle a uno y que sería lindo recibir ayuda. “Si alguien está dispuesto a ayudarte, vos también podés estarlo”, afirma.

“Al momento de realizar un trasplante es muy importante conocer la histocompatibilidad entre donante y receptor, es decir, certificar mediante un estudio de sangre cuan compatible son. Mientras más idénticos sean, los resultados del trasplante a corto y a largo plazo son mejores”, confirma Bunader.

El responsable de Cucaituc asegura que hay que entender que esta actividad médica tan importante para algunos pacientes se basa en un principio de solidaridad entre las personas, ya que se necesita un donante y un receptor. Cuantos más donantes haya, más trasplantes se podrán realizar y más personas podrán salvar sus vidas o mejorarán la calidad de ellas.

Cabe destacar que, pese a lo dificultoso que se hace llevar a cabo operativos durante la pandemia, los servicios de procuración y trasplantes del país continúan trabajando. Los pacientes en distintas listas de espera deben estar atentos, puesto que en cualquier momento pueden ser contactados.

Para concluir, Etín Manca destaca: “el 1 de julio de 2003 no tan solo me devolvieron la vida, sino su calidad. No tengo palabras para agradecer a una familia donante que no conozco, son casi 18 años de una vida maravillosa. Me dio la posibilidad de convertirme en deportista, ahora compito en mountain bike. Cada despertar rindo honores y agradezco por un día más de vida”.

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